Página 704 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
tes, y que están con amargura de ánimo, como la osa en el campo
cuando le han quitado los hijos. Además, tu padre es hombre de
guerra, y no tendrá la noche con el pueblo. He aquí él estará ahora
escondido en alguna cueva, o en otro lugar.” Alegó que si las fuerzas
de Absalón persiguiesen a David no capturarían al rey; y si sufriesen
algún revés, ello tendería a descorazonarlas, y haría gran daño a la
causa de Absalón. “Porque—dijo—todo Israel sabe que tu padre es
hombre valiente, y que los que están con él son esforzados.”
Y sugirió luego un plan atrayente para una naturaleza vana,
egoísta y aficionada a hacer ostentación de poder: “Aconsejo pues
que todo Israel se junte a ti, desde Dan hasta Beer-seba, en multitud
como la arena que está a la orilla de la mar, y que tú en persona
vayas a la batalla. Entonces le acometeremos en cualquier lugar que
pudiere hallarse, y daremos sobre él como cuando el rocío cae sobre
la tierra, y ni uno dejaremos de él, y de todos los que con él están.
Y si se recogiere en alguna ciudad, todos los de Israel traerán sogas
a aquella ciudad, y la arrastraremos hasta el arroyo, que nunca más
parezca piedra de ella.
“Entonces Absalom y todos los de Israel dijeron: El consejo de
Husai Arachita es mejor que el consejo de Achitophel.” Pero hubo
uno que no fué engañado, y que previó claramente el resultado de
este error fatal de Absalón. Achitophel sabía que la causa de los
rebeldes estaba perdida. Y sabía que cualquiera que fuese la suerte
del príncipe, no había esperanza para el consejero que había insti-
gado sus mayores crímenes. Achitophel había animado a Absalón
en la rebelión; le había aconsejado que cometiera las maldades más
abominables, en deshonra de su padre; había aconsejado que se
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matara a David, y había proyectado cómo lograrlo; había eliminado
para siempre la última posibilidad de que él mismo se reconciliara
con el rey; y ahora otro le era preferido, aun por el mismo Absalón.
Celoso, airado y desesperado, “levantóse, y fuése a su casa en su
ciudad; y después de disponer acerca de su casa, ahorcóse y mu-
rió.” Tal fué el resultado de la sabiduría de uno que, no obstante sus
grandes talentos, no tuvo a Dios como su consejero. Satanás seduce
a los hombres con promesas halagadoras, pero al final toda alma
comprobará que “la paga del pecado es muerte.”
Romanos 6:23
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No estando seguro Husai de que su consejo fuese seguido por el
rey inconstante, no perdió tiempo en advertir a David que huyera sin