Página 705 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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La rebelión de Absalón
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demora más allá del Jordán. Husai envió a los sacerdotes el siguiente
mensaje, que ellos habían de transmitir por intermedio de sus hijos:
“Así y así aconsejó Achitophel a Absalom y a los ancianos de Israel:
y de esta manera aconsejé yo. Por tanto, ... no quedes esta noche en
los campos del desierto, sino pasa luego el Jordán, porque el rey no
sea consumido, y todo el pueblo que con él está.”
Los jóvenes que se encargaron de llevar el mensaje fueron per-
seguidos porque se sospechó de ellos, pero lograron llevar a cabo
su peligrosa misión. David, estando harto rendido de trabajo y de
dolor después de aquel primer día de huída, recibió el mensaje que
le aconsejaba cruzar el Jordán aquella noche, pues su hijo trataba de
matarle.
¿Cuáles eran en este peligro terrible los sentimientos del padre
y rey, tan cruelmente agraviado? ¿Con qué palabras expresó lo que
sentía su alma el que era “hombre valiente,” guerrero y rey, cuya
palabra era ley, ahora traicionado por un hijo a quien había amado
y mimado y en quien había confiado imprudentemente, mientras
era agraviado y abandonado por los súbditos ligados a él por los
vínculos más estrechos del honor y de la lealtad? En la hora de su
prueba más negra, el corazón de David se apoyó en Dios, y cantó:
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“¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis enemigos!
Muchos se levantan contra mí.
Muchos dicen de mi vida:
No hay para él salud en Dios.
Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí:
Mi gloria, y el que ensalza mi cabeza.
Con mi voz clamé a Jehová,
Y él me respondió desde el monte de su santidad.
Yo me acosté, y dormí, y desperté;
Porque Jehová me sostuvo.
No temeré de diez millares de pueblos,
Que pusieren cerco contra mí....
De Jehová es la salud;
Sobre tu pueblo será tu bendición.”
Salmos 3
.
David y toda su compañía de guerreros y estadistas, ancianos y
jóvenes, mujeres y niños, cruzaron el profundo y caudaloso río de