Página 119 - Profetas y Reyes (1957)

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“En el espíritu y poder de Elías”
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Palabra de Dios, sus amenazas contra la desobediencia y la idolatría,
parecen carecer de poder para subyugar sus corazones. Una fe como
la que impulsó a Pablo, Pedro y Juan es considerada anticuada,
mística e indigna de la inteligencia de los pensadores modernos.
En el principio Dios dió su ley a la humanidad como medio de
alcanzar felicidad y vida eterna. La única esperanza de Satanás para
estorbar el propósito de Dios consiste en inducir a hombres y mujeres
a desobedecer esta ley; y ha hecho un esfuerzo constante para torcer
sus enseñanzas y reducir su importancia. Su golpe magistral fué la
tentativa de cambiar la ley misma, de manera que pudiera inducir a
los hombres a violar sus preceptos mientras profesaban obedecerlos.
Un autor ha comparado la tentativa de cambiar la ley de Dios
con una antigua práctica malvada de hacer apuntar en una dirección
errónea una señal colocada en una importante encrucijada de cami-
nos. A menudo, un acto tal ocasionaba mucha perplejidad y grandes
aprietos.
Dios erigió una señal indicadora para los que viajan en este mun-
do. Un brazo de esta señal apuntaba hacia la obediencia voluntaria al
Creador como camino que llevaba a la felicidad y la vida, mientras
que el otro brazo indicaba la desobediencia como sendero que lleva
a la desgracia y a la muerte. El camino a la felicidad estaba tan
claramente definido como solían estarlo los caminos que llevaban a
la ciudad de refugio en tiempos de los judíos. Pero en mala hora para
la familia humana, el gran enemigo de todo bien puso las señales en
sentidos contrarios, y multitudes han errado el camino.
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Mediante Moisés el Señor instruyó así a los israelitas: “Con todo
eso vosotros guardaréis mis sábados: porque es señal entre mí y
vosotros por vuestras edades, para que sepáis que yo soy Jehová
que os santifico. Así que guardaréis el sábado, porque santo es a
vosotros: el que lo profanare, de cierto morirá; porque cualquiera
que hiciere obra alguna ... el día del sábado, morirá ciertamente.
Guardarán, pues, el sábado los hijos de Israel: celebrándolo por sus
edades por pacto perpetuo: señal es para siempre entre mí y los hijos
de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en
el séptimo día cesó, y reposó.”
Éxodo 31:13-17
.
En estas palabras el Señor definió claramente la obediencia como
camino que llevaba a la ciudad de Dios; pero el hombre de pecado
cambió la dirección de la señal, y la puso en un sentido erróneo.