Página 120 - Profetas y Reyes (1957)

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Profetas y Reyes
Estableció un falso día de reposo, e hizo creer a hombres y mujeres
que descansando en él obedecían a la orden del Creador.
Dios declaró que el séptimo día es el día de reposo del Señor.
Cuando “fueron acabados los cielos y la tierra,” exaltó este día como
un monumento de su obra creadora. Descansando en el séptimo día
“de toda su obra que había hecho, ... bendijo Dios al día séptimo, y
santificólo.”
Génesis 2:1-3
.
En ocasión del éxodo de Egipto, la institución del sábado fué
recordada al pueblo de Dios en forma destacada. Mientras estaba
todavía en servidumbre, sus capataces habían intentado obligarlo a
trabajar en sábado aumentando la cantidad de trabajo que le exigían
cada semana. Fueron haciendo cada vez más duras las condiciones
del trabajo y exigiendo cada vez más. Pero los israelitas fueron
librados de la esclavitud y llevados adonde pudieran observar sin
molestias todos los preceptos de Jehová. La ley fué promulgada en
el Sinaí; y una copia de ella, en dos tablas de piedra, “escritas con
el dedo de Dios,” fué entregada a Moisés. Durante casi cuarenta
años de peregrinación, el día señalado por Dios fué recordado cons-
tantemente a los israelitas por el hecho de que no había maná cada
séptimo día, y la doble porción que caía en el día de preparación se
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conservaba milagrosamente.
Antes de entrar en la tierra prometida, los israelitas fueron ex-
hortados por Moisés a guardar “el día del reposo para santificarlo.”
Deuteronomio 5:12
. El Señor quería que por una observancia fiel del
mandamiento referente al sábado, Israel recordase continuamente
que era responsable ante él como su Creador y su Redentor. Mien-
tras observasen el sábado con el debido espíritu, no podría haber
idolatría; pero si se descartaban las exigencias de ese precepto del
Decálogo como si no estuviese ya en vigencia, el Creador quedaría
olvidado, y los hombres adorarían otros dioses. Dios declaró: “Díles
también mis sábados, que fuesen por señal entre mí y ellos, para
que supiesen que yo soy Jehová que los santifico.” Sin embargo,
“desecharon mis derechos, y no anduvieron en mis ordenanzas, y
mis sábados profanaron: porque tras sus ídolos iba su corazón.” Y
al suplicarles que volviesen a él, les llamó la atención nuevamente
a la importancia que tenía la santificación del sábado. Dijo: “Yo
soy Jehová vuestro Dios; andad en mis ordenanzas, y guardad mis
derechos, y ponedlos por obra: y santificad mis sábados, y sean por