Página 121 - Profetas y Reyes (1957)

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“En el espíritu y poder de Elías”
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señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová vuestro
Dios.”
Ezequiel 20:12, 16, 19, 20
.
Al llamar la atención de Judá a los pecados que atrajeron fi-
nalmente sobre él el cautiverio babilónico, declaró el Señor: “Mis
sábados has profanado.” “Por tanto derramé sobre ellos mi ira; con
el fuego de mi ira los consumí: torné el camino de ellos sobre su
cabeza.”
Ezequiel 22:8, 31
.
Cuando Jerusalén fué restaurada, en los días de Nehemías, la
violación del sábado fué objeto de esta severa averiguación: “¿No
hicieron así vuestros padres, y trajo nuestro Dios sobre nosotros todo
este mal, y sobre esta ciudad? ¿Y vosotros añadís ira sobre Israel
profanando el sábado?”
Nehemías 13:18
.
Durante su ministerio terrenal, Cristo recalcó la vigencia de
lo ordenado acerca del sábado; en toda su enseñanza manifestó
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reverencia hacia la institución que él mismo había dado. En su
tiempo el sábado había quedado tan pervertido que su observancia
reflejaba el carácter de hombres egoístas y arbitrarios más bien que el
carácter de Dios. Cristo puso a un lado las falsas enseñanzas con que
habían calumniado a Dios los que aseveraban conocerle. Aunque los
rabinos le seguían con implacable hostilidad, no aparentaba siquiera
conformarse con sus exigencias, sino que iba adelante observando
el sábado según la ley de Dios.
En lenguaje inequívoco atestiguó su consideración por la ley de
Jehová. “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas:
no he venido para abrogar, sino a cumplir. Porque de cierto os digo,
que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni un tilde
perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas. De manera
que cualquiera que infringiere uno de estos mandamientos muy
pequeños, y así enseñare a los hombres, muy pequeño será llamado
en el reino de los cielos; mas cualquiera que hiciere y enseñare, éste
será llamado grande en el reino de los cielos.”
Mateo 5:17-19
.
Durante la dispensación cristiana, el gran enemigo de la felicidad
del hombre hizo al sábado del cuarto mandamiento objeto de ataques
especiales. Satanás dice: “Obraré en forma contraria a los propósitos
de Dios. Daré a mis secuaces poder para desechar el monumento de
Dios, el séptimo día como día de reposo. Así demostraré al mundo
que el día santificado y bendecido por Dios fué cambiado. Ese día
no vivirá en la mente del pueblo. Borraré su recuerdo. Pondré en