Página 125 - Profetas y Reyes (1957)

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“En el espíritu y poder de Elías”
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No está lejos el tiempo en que cada alma será probada. Se procu-
rará imponernos la observancia del falso día de reposo. La contienda
será entre los mandamientos de Dios y los de los hombres. Los que
hayan cedido paso a paso a las exigencias mundanales y se hayan
conformado a las costumbres del mundo cederán a las autoridades,
antes que someterse al ridículo, los insultos, las amenazas de encar-
celamiento y la muerte. En aquel tiempo el oro quedará separado
de la escoria. La verdadera piedad se distinguirá claramente de las
apariencias de ella y su oropel. Más de una estrella que hemos ad-
mirado por su brillo se apagará entonces en las tinieblas. Los que
hayan asumido los atavíos del santuario, pero no estén revestidos de
la justicia de Cristo, se verán en la vergüenza de su propia desnudez.
Entre los habitantes de la tierra, hay, dispersos en todo país, quie-
nes no han doblado la rodilla ante Baal. Como las estrellas del cielo,
que sólo se ven de noche, estos fieles brillarán cuando las tinieblas
cubran la tierra y densa obscuridad los pueblos. En la pagana Africa,
en las tierras católicas de Europa y de Sudamérica, en la China,
en la India, en las islas del mar y en todos los rincones obscuros
de la tierra, Dios tiene en reserva un firmamento de escogidos que
brillarán en medio de las tinieblas para demostrar claramente a un
mundo apóstata el poder transformador que tiene la obediencia a
su ley. Ahora mismo se están revelando en toda nación, entre toda
lengua y pueblo; y en la hora de la más profunda apostasía, cuando
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se esté realizando el supremo esfuerzo de Satanás para que “todos,
... pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos” (
Apocalipsis
13:16
), reciban, so pena de muerte, la señal de lealtad a un falso día
de reposo, estos fieles, “irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin
culpa,” resplandecerán “como luminares en el mundo.”
Filipenses
2:15
. Cuanto más obscura sea la noche, mayor será el esplendor con
que brillarán.
¡Cuán extraño censo habría levantado Elías en Israel cuando los
juicios de Dios estaban cayendo sobre el pueblo apóstata! Sólo podía
contar a una persona de parte del Señor. Pero cuando dijo: “Yo solo
he quedado, y me buscan para quitarme la vida,” esta palabra del
Señor le sorprendió: “Yo haré que queden en Israel siete mil; todas
rodillas que no se encorvaron a Baal.”
1 Reyes 19:14, 18
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