124
Profetas y Reyes
orden real, estos maestros, obrando bajo la dirección personal de los
príncipes, “rodearon por todas las ciudades de Judá enseñando al
pueblo.”
2 Crónicas 17:7-9
. Y como muchos procuraban comprender
los requerimientos de Dios y desechar el pecado, se produjo un
reavivamiento.
Josafat debió gran parte de su prosperidad como gobernante a
estas sabias medidas tomadas para suplir las necesidades espirituales
de sus súbditos. Hay mucho beneficio en la obediencia a la ley de
Dios. En la conformidad con los requerimientos divinos hay un poder
transformador que imparte paz y buena voluntad entre los hombres.
Si las enseñanzas de la palabra de Dios ejercieran una influencia
dominadora en la vida de cada hombre y mujer, y los corazones y las
mentes fuesen sometidos a su poder refrenador, los males que ahora
existen en la vida nacional y social no hallarían cabida. De todo
hogar emanaría una influencia que haría a los hombres y mujeres
fuertes en percepción espiritual y en poder moral, y así naciones e
individuos serían colocados en un terreno ventajoso.
Durante muchos años, Josafat vivió en paz, sin que le molestaran
las naciones circundantes. “Y cayó el pavor de Jehová sobre todos
los reinos de las tierras que estaban alrededor de Judá.”
Vers. 10
.
De la tierra de los filisteos recibía tributos en dinero y presentes;
de Arabia, grandes rebaños de ovejas y cabras. “Iba pues Josaphat
creciendo altamente: y edificó en Judá fortalezas y ciudades de
depósitos... Hombres de guerra muy valientes, ... eran siervos del
rey, sin los que había el rey puesto en las ciudades de guarnición por
toda Judea.”
Vers. 12-19
. Habiendo sido bendecido con abundancia
de “riquezas y gloria” (
2 Crónicas 18:1
), pudo ejercer una gran
[144]
influencia en favor de la verdad y de la justicia.
Algunos años después de ascender al trono, Josafat, ya en el
apogeo de su prosperidad, consintió en que su hijo Joram se casara
con Atalía, hija de Acab y Jezabel. Mediante esta unión se estableció
entre los reinos de Judá y de Israel una alianza que no se conformaba
a lo que Dios quería, y que en un tiempo de crisis atrajo un desastre
sobre el rey y sobre muchos de sus súbditos.
En una ocasión, Josafat visitó al rey de Israel en Samaria. Se
tributaron honores especiales al huésped real de Jerusalén; y antes
que terminase su visita, se le persuadió a que se uniese con el rey de
Israel en una guerra contra los sirios. Acab esperaba que, uniendo sus