Página 134 - Profetas y Reyes (1957)

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Profetas y Reyes
la multitud; mas he aquí yacían ellos en tierra muertos, que ninguno
había escapado.”
Vers. 22-24
.
Dios fué la fortaleza de Judá en esta crisis, y es hoy la fortaleza
de su pueblo. No hemos de confiar en príncipes, ni poner a los
hombres en lugar de Dios. Debemos recordar que los seres humanos
son sujetos a errar, y que Aquel que tiene todo el poder es nuestra
fuerte torre de defensa. En toda emergencia, debemos reconocer que
la batalla es suya. Sus recursos son ilimitados, y las imposibilidades
aparentes harán tanto mayor la victoria.
“Sálvanos, oh Dios, salud nuestra:
Júntanos, y líbranos de las gentes,
Para que confesemos tu santo nombre,
Y nos gloriemos en tus alabanzas.”
1 Crónicas 16:35
.
Cargados de despojos, los ejércitos de Israel volvieron “con go-
zo, porque Jehová les había dado gozo de sus enemigos. Y vinieron
a Jerusalem con salterios, arpas, y bocinas, a la casa de Jehová.”
2
Crónicas 20:27, 28
. Tenían mucho motivo de regocijarse. Al obe-
decer a la orden: “Paraos, estad quedos, y ved la salud de Jehová...
No temáis ni desmayéis” (
Vers. 17
), habían confiado plenamente
en Dios, y él había demostrado que era su fortaleza y su libertador.
Ahora podían cantar con buen entendimiento los himnos inspirados
de David:
“Dios es nuestro amparo y fortaleza,
Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones...
Que quiebra el arco, corta la lanza,
Y quema los carros en el fuego.
Estad quietos, y conoced que yo soy Dios:
Ensalzado he de ser entre las gentes,
Ensalzado seré en la tierra.
Jehová de los ejércitos es con nosotros;
Nuestro refugio es el Dios de Jacob.” (Sal. 46.)
“Conforme a tu nombre, oh Dios,
Así es tu loor hasta los fines de la tierra:
De justicia está llena tu diestra.