Página 195 - Profetas y Reyes (1957)

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“Destruído por falta de conocimiento”
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fortaleza y bendición. He aquí las palabras que el Señor les dirigió
por Moisés: “Guárdate, y guarda tu alma con diligencia, que no
te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu
corazón todos los días de tu vida: y enseñarlas has a tus hijos, y a
los hijos de tus hijos.”
Vers. 9
. Las escenas pavorosas relacionadas
con la promulgación de la ley en el Sinaí no debían olvidarse jamás.
Habían sido claras y decididas las advertencias dadas a Israel contra
las costumbres idólatras que prevalecían entre las naciones vecinas.
El consejo que se le había dado había sido: “Guardad pues mucho
vuestras almas, ... porque no os corrompáis, y hagáis para vosotros
escultura, imagen de figura alguna,” “y porque alzando tus ojos al
cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejército del
cielo, no seas incitado, y te inclines a ellos, y les sirvas; que Jehová
tu Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los
cielos.” “Guardaos no os olvidéis del pacto de Jehová vuestro Dios,
que él estableció con vosotros, y os hagáis escultura o imagen de
cualquier cosa, que Jehová tu Dios te ha vedado.”
Vers. 15, 16, 19,
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.
Moisés explicó los males que resultarían de apartarse de los
estatutos de Jehová. Invocando como testigos los cielos y la tierra,
declaró que si, después de haber morado largo tiempo en la tierra
prometida, el pueblo llegara a introducir formas corruptas de culto y
a inclinarse ante imágenes esculpidas, y si rehusara volver al culto
del verdadero Dios, la ira del Señor se despertaría y ellos serían
llevados cautivos y dispersados entre los paganos. Les advirtió:
“Presto pereceréis totalmente de la tierra hacia la cual pasáis el
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Jordán para poseerla: no estaréis en ella largos días sin que seáis
destruídos. Y Jehová os esparcirá entre los pueblos, y quedaréis
pocos en número entre las gentes a las cuales os llevará Jehová: y
serviréis allí a dioses hechos de manos de hombres, a madera y a
piedra, que no ven, ni oyen, ni comen, ni huelen.”
Vers. 26-28
.
Esta profecía, que se cumplió en parte en tiempo de los jueces,
halló un cumplimiento más completo y literal en el cautiverio de
Israel en Asiria y de Judá en Babilonia.
La apostasía de Israel se había desarrollado gradualmente. De
generación en generación, Satanás había hecho repetidas tentativas
para inducir a la nación escogida a que olvidase “los mandamientos,
estatutos, y derechos” (
Deuteronomio 6:1
) que había prometido