Página 196 - Profetas y Reyes (1957)

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Profetas y Reyes
guardar para siempre. Sabía él que si tan sólo podía inducir a Israel a
olvidarse de Dios, y a andar “en pos de dioses ajenos” para servirlos
y postrarse ante ellos, “de cierto” perecería.
Deuteronomio 8:19
.
Sin embargo, el enemigo de la iglesia de Dios en la tierra no había
tenido plenamente en cuenta la naturaleza compasiva de Aquel que
“de ningún modo justificará al malvado,” y sin embargo se gloría
en ser “misericordioso, y piadoso; tardo para la ira, y grande en
benignidad y verdad; que guarda la misericordia en millares, que
perdona la iniquidad, la rebelión, y el pecado.”
Éxodo 34:6, 7
. A
pesar de los esfuerzos hechos por Satanás para estorbar el propósito
de Dios en favor de Israel, el Señor se reveló misericordiosamente
aun en algunas de las horas más sombrías de su historia, cuando
parecía que las fuerzas del mal estaban por ganar la victoria. Recordó
a Israel las cosas destinadas a contribuir al bienestar de la nación.
Declaró por medio de Oseas: “Escribíle las grandezas de mi ley, y
fueron tenidas por cosas ajenas.” “Yo con todo eso guiaba en pies
al mismo Ephraim, tomándolos de sus brazos; y no conocieron que
yo los cuidaba.”
Oseas 8:12; 11:3
. El Señor los había tratado con
ternura, instruyéndolos por sus profetas y dándoles renglón sobre
renglón, precepto sobre precepto.
[222]
Si Israel hubiese escuchado los mensajes de los profetas, se le
habría ahorrado la humillación que siguió. Pero el Señor se vió
obligado a dejarlo ir en cautiverio porque persistió en apartarse de
su ley. El mensaje que le mandó por Oseas fué éste: “Mi pueblo está
destruído por falta de conocimiento. Por cuanto tú has rechazado
con desprecio el conocimiento de Dios, yo también te rechazaré, ...
puesto que te has olvidado de la ley de tu Dios.”
Oseas 4:6 (VM)
.
En toda época, la transgresión de la ley de Dios fué seguida
por el mismo resultado. En los días de Noé, cuando se violó todo
principio del bien hacer, y la iniquidad se volvió tan arraigada y
difundida que Dios no pudo soportarla más, se promulgó el decreto:
“Raeré los hombres que he criado de sobre la faz de la tierra.”
Gé-
nesis 6:7
. En los tiempos de Abrahán, el pueblo de Sodoma desafió
abiertamente a Dios y a su ley; y se manifestó la misma perversidad,
la misma corrupción y la misma sensualidad desenfrenada que ha-
bían distinguido al mundo antediluviano. Los habitantes de Sodoma
sobrepasaron los límites de la tolerancia divina, y contra ellos se
encendió el fuego de la venganza.