Página 225 - Profetas y Reyes (1957)

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Los embajadores de Babilonia
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hasta que denuncie tu brazo a la posteridad,
tus valentías a todos los que han de venir.”
Salmos 71:5, 6, 9, 12,
18.
Aquel cuyas “compasiones nunca se acaban” (
Lamentaciones
3:22 (VM)
), oyó la oración de su siervo. “Y antes que Isaías saliese
hasta la mitad del patio, fué palabra de Jehová a Isaías, diciendo:
Vuelve, y di a Ezechías, príncipe de mi pueblo: Así dice Jehová,
el Dios de David tu padre: Yo he oído tu oración, y he visto tus
lágrimas: he aquí yo te sano; al tercer día subirás a la casa de Jehová.
Y añadiré a tus días quince años, y te libraré a ti y a esta ciudad de
mano del rey de Asiria; y ampararé esta ciudad por amor de mí, y
por amor de David mi siervo.”
2 Reyes 20:4-6
.
El profeta volvió gozosamente con palabras de promesa y de
esperanza. Ordenó que se pusiese una masa de higos sobre la parte
enferma, y comunicó al rey el mensaje referente a la misericordia
de Dios y su cuidado protector.
Como Moisés en la tierra de Madián, como Gedeón en presencia
del mensajero celestial, como Eliseo antes de la ascensión de su
maestro, Ezequías rogó que se le concediese alguna señal de que el
mensaje provenía del cielo. Preguntó al profeta: “¿Qué señal tendré
de que Jehová me sanará, y que subiré a la casa de Jehová al tercer
día?”
El profeta contestó: “Esta señal tendrás de Jehová, de que hará
Jehová esto que ha dicho: ¿Avanzará la sombra diez grados, o re-
trocederá diez grados? Y Ezechías respondió: Fácil cosa es que la
sombra decline diez grados: pero, que la sombra vuelva atrás diez
grados.”
Únicamente por intervención divina podía la sombra del cua-
drante retroceder diez grados; y un suceso tal sería para Ezequías
indicio de que el Señor había oído su oración. Por consiguiente, “el
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profeta Isaías clamó a Jehová; e hizo volver la sombra por los grados
que había descendido en el reloj de Achaz, diez grados atrás.”
Vers.
8-11
.
Habiendo recobrado su fuerza, el rey de Judá reconoció en las
palabras de un himno la misericordia de Jehová y prometió dedicar
los años restantes de su vida a servir voluntariamente al Rey de