Página 238 - Profetas y Reyes (1957)

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Profetas y Reyes
“Tú, terrible eres tú:
¿Y quién parará delante de ti, en comenzando tu ira?
Desde los cielos hiciste oir juicio;
La tierra tuvo temor y quedó suspensa,
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Cuando te levantaste, oh Dios, al juicio,
Para salvar a todos los mansos de la tierra.
“Ciertamente la ira del hombre te acarreará alabanza:
Tú reprimirás el resto de las iras.
Prometed, y pagad a Jehová vuestro Dios:
Todos los que están alrededor de él traigan presentes al Te-
rrible.
Cortará él el espíritu de los príncipes:
Terrible es a los reyes de la tierra.” (Sal. 76.)
El engrandecimiento y la caída del Imperio Asirio abundan en
lecciones para las naciones modernas de esta tierra. La Inspiración
ha comparado la gloria de Asiria en el apogeo de su prosperidad con
un noble árbol del huerto de Dios, que superara todos los árboles de
los alrededores.
“He aquí era el Asirio cedro en el Líbano, hermoso en ramas, y
umbroso con sus ramos, y de grande altura, y su copa estaba entre
densas ramas... A su sombra habitaban muchas gentes. Hízose, pues,
hermoso en su grandeza con la extensión de sus ramas; porque su
raíz estaba junto a muchas aguas. Los cedros no lo cubrieron en el
huerto de Dios: las hayas no fueron semejantes a sus ramas, ni los
castaños fueron semejantes a sus ramos: ningún árbol en el huerto
de Dios fué semejante a él en su hermosura... Y todos los árboles
de Edén, que estaban en el huerto de Dios, tuvieron de él envidia.”
Ezequiel 31:3-9
.
Pero los gobernantes de Asiria, en vez de emplear sus bendicio-
nes extraordinarias para beneficio de la humanidad, llegaron a ser el
azote de muchas tierras. Despiadados, sin consideración para Dios
ni para sus semejantes, se dedicaron con terquedad a obligar a todas
las naciones a reconocer la supremacía de los dioses de Nínive, a los
cuales ensalzaban por sobre el Altísimo. Dios les había enviado a
Jonás con un mensaje de amonestación, y durante un tiempo se hu-
millaron delante de Jehová de los ejércitos, y procuraron su perdón.