Página 259 - Profetas y Reyes (1957)

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El libro de la ley
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ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos: que Jehová tu Dios es
el que va contigo: no te dejará, ni te desamparará.”
Deuteronomio
31:6
.
En el libro abundaban las promesas referentes a la buena vo-
luntad de Dios para salvar hasta lo sumo a aquellos que confiasen
plenamente en él. Así como había obrado al librarlos de la servi-
dumbre egipcia, quería obrar poderosamente para establecerlos en la
tierra prometida y colocarlos a la cabeza de las naciones de la tierra.
El aliento ofrecido como recompensa por la obediencia iba acom-
pañado de las profecías de castigos para los desobedientes; y mien-
tras el rey oía las palabras inspiradas, reconoció, en el cuadro que
se le presentaba, condiciones similares a las que existían entonces
en su reino. En relación con estas descripciones proféticas de cómo
el pueblo se iba a apartar de Dios, se sorprendió al descubrir claras
indicaciones de que pronto seguiría sin remedio el día de la calami-
dad. El lenguaje era decisivo; no era posible equivocarse en cuanto
al significado de las palabras. Y al final del volumen, en un sumario
del trato de Dios con Israel y un resumen de acontecimientos futu-
ros, quedaban doblemente aclarados estos asuntos. A oídos de todo
Israel, Moisés había dicho:
“Escuchad, cielos, y hablaré;
Y oiga la tierra los dichos de mi boca.
Goteará como la lluvia mi doctrina;
Destilará como el rocío mi razonamiento;
Como la llovizna sobre la grama,
Y como las gotas sobre la hierba:
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Porque el nombre de Jehová invocaré:
Engrandeced a nuestro Dios.
El es la Roca, cuya obra es perfecta,
Porque todos sus caminos son rectitud:
Dios de verdad, y ninguna iniquidad en él:
Es justo y recto.”
Deuteronomio 32:1-4
.
“Acuérdate de los tiempos antiguos;
Considerad los años de generación y generación:
Pregunta a tu padre, que él te declarará;
A tus viejos, y ellos te dirán.