Página 310 - Profetas y Reyes (1957)

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Profetas y Reyes
en las calles de Jerusalem, ... voz de gozo y voz de alegría, voz de
desposado y voz de desposada, voz de los que digan: Alabad a Jehová
de los ejércitos, porque Jehová es bueno, porque para siempre es su
misericordia; voz de los que traigan alabanza a la casa de Jehová.
Porque tornaré a traer la cautividad de la tierra como al principio, ha
dicho Jehová.
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“Así dice Jehová de los ejércitos: En este lugar desierto, sin
hombre y sin animal, y en todas sus ciudades, aun habrá cabañas
de pastores que hagan tener majada a ganados. En las ciudades de
las montañas, en las ciudades de los campos, y en las ciudades del
mediodía, y en tierra de Benjamín, y alrededor de Jerusalem y en
las ciudades de Judá, aun pasarán ganados por las manos de los
contadores, ha dicho Jehová. He aquí vienen días, dice Jehová, en
que yo confirmaré la palabra buena que he hablado a la casa de Israel
y a la casa de Judá.”
Jeremías 33:1-14
.
Así fué consolada la iglesia de Dios en una de las horas más
sombrías de su largo conflicto con las fuerzas del mal. Satanás
parecía haber triunfado en sus esfuerzos por destruir a Israel; pero
el Señor predominaba sobre los acontecimientos del momento, y
durante los años que iban a seguir, su pueblo tendría oportunidad de
redimir lo pasado. Su mensaje a la iglesia fué:
“Tú pues, siervo mío Jacob, no temas, ... ni te atemorices, Israel:
porque he aquí que yo soy el que te salvo de lejos, y a tu simiente de
la tierra de su cautividad; y Jacob tornará, y descansará y sosegará, y
no habrá quien le espante. Porque yo soy contigo, dice Jehová, para
salvarte... Yo haré venir sanidad para ti, y te sanaré de tus heridas.”
Jeremías 30:10, 11, 17
.
En el momento alegre de la restauración, las tribus del dividido
Israel habrían de ser reunidas como un solo pueblo. El Señor iba
a ser reconocido como príncipe sobre “todos los linajes de Israel.”
Declaró él: “Y ellos me serán a mí por pueblo... Regocijaos en Jacob
con alegría, y dad voces de júbilo a la cabeza de gentes; haced oir,
alabad, y decid: Oh Jehová, salva tu pueblo, el resto de Israel. He
aquí yo los vuelvo de tierra del aquilón, y los juntaré de los fines
de la tierra, y entre ellos ciegos y cojos... Irán con lloro, mas con
misericordias los haré volver, y harélos andar junto a arroyos de
aguas, por camino derecho en el cual no tropezarán: porque soy a
Israel por padre, y Ephraim es mi primogénito.”
Jeremías 31:1, 7-9
.
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