Página 325 - Profetas y Reyes (1957)

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El sueño de Nabucodonosor
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“Estabas mirando, hasta que una piedra fué cortada, no con mano,
la cual hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido,
y los desmenuzó. Entonces fué también desmenuzado el hierro, el
barro cocido, el metal, la plata y el oro, y se tornaron como tamo de
las eras del verano; y levantólos el viento, y nunca más se les halló
lugar. Mas la piedra que hirió a la imagen, fué hecha un gran monte,
que hinchió toda la tierra.
“Este es el sueño,” declaró confiadamente Daniel; y el rey, escu-
chando todo detalle con la más concentrada atención, reconoció que
se trataba del mismo sueño que tanto le había perturbado. Su mente
quedó así preparada para recibir favorablemente la interpretación.
El Rey de reyes estaba por comunicar una gran verdad al monarca
babilónico. Dios iba a revelarle que él ejerce el poder sobre los
reinos del mundo, el poder de entronizar y de destronar a los reyes.
La atención de Nabucodonosor fué despertada para que sintiera,
si era posible, su responsabilidad para con el Cielo. Iban a serle
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presentados acontecimientos futuros, que llegaban hasta el mismo
fin del tiempo.
Daniel continuó diciendo: “Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque
el Dios del cielo te ha dado reino, potencia, y fortaleza, y majestad.
Y todo lo que habitan hijos de hombres, bestias del campo, y aves
del cielo, él ha entregado en tu mano, y te ha hecho enseñorear sobre
todo ello: tú eres aquella cabeza de oro.
“Y después de ti se levantará otro reino menor que tú; y otro
tercer reino de metal, el cual se enseñoreará de toda la tierra.
“Y el reino cuarto será fuerte como hierro; y como el hierro
desmenuza y doma todas las cosas, y como el hierro que quebranta
todas estas cosas, desmenuzará y quebrantará.
“Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido
de alfarero, y en parte de hierro, el reino será dividido; mas habrá en
él algo de fortaleza de hierro, según que viste el hierro mezclado con
el tiesto de barro. Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro,
y en parte de barro cocido, en parte será el reino fuerte, y en parte
será frágil. Cuanto a aquello que viste, el hierro mezclado con tiesto
de barro, mezclaránse con simiente humana, mas no se pegarán el
uno con el otro, como el hierro no se mistura con el tiesto.
“Y en los días de estos reyes, levantará el Dios del cielo un reino
que nunca jamás se corromperá: y no será dejado a otro pueblo