Página 370 - Profetas y Reyes (1957)

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Capítulo 46—“Los profetas de Dios que les
ayudaban”
Cerca de los israelitas que se habían dedicado a la tarea de reedi-
ficar el templo, moraban los samaritanos, raza mixta que provenía
de los casamientos entre los colonos paganos oriundos de las pro-
vincias de Asiria y el residuo de las diez tribus que había quedado
en Samaria y Galilea. En años ulteriores los samaritanos aseveraron
que adoraban al verdadero Dios; pero en su corazón y en la práctica
eran idólatras. Sostenían, es cierto, que sus ídolos no tenían otro
objeto que recordarles al Dios vivo, Gobernante del universo; pero
el pueblo era propenso a reverenciar imágenes talladas.
Durante la época de la restauración, estos samaritanos se dieron
a conocer como “enemigos de Judá y de Benjamín.” Oyendo “que
los venidos de la cautividad edificaban el templo de Jehová Dios
de Israel, llegáronse a Zorobabel, y a los cabezas de los padres,”
y expresaron el deseo de participar con ellos en esa construcción.
Propusieron: “Edificaremos con vosotros, porque como vosotros
buscaremos a vuestro Dios, y a él sacrificamos desde los días de
Esar-haddón rey de Asiria, que nos hizo subir aquí.” Pero lo que
solicitaban, les fué negado. “No nos conviene edificar con vosotros
casa a nuestro Dios—declararon los dirigentes israelitas,—sino que
nosotros solos la edificaremos a Jehová Dios de Israel, como nos
mandó el rey Ciro, rey de Persia.”
Esdras 4:1-3
.
Eran tan sólo un residuo los que habían decidido regresar de Ba-
bilonia; y ahora al emprender una obra que aparentemente superaba
sus fuerzas, sus vecinos más cercanos vinieron a ofrecerles ayuda.
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Los samaritanos se refirieron a la adoración que tributaban al Dios
verdadero, y expresaron el deseo de participar en los privilegios y
bendiciones relacionados con el servicio del templo. Declararon:
“Como vosotros buscaremos a vuestro Dios.” “Edificaremos con
vosotros.” Sin embargo, si los caudillos judíos hubiesen aceptado
este ofrecimiento de ayuda, habrían abierto la puerta a la idola-
tría. Supieron discernir la falta de sinceridad de los samaritanos.
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