Página 374 - Profetas y Reyes (1957)

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Profetas y Reyes
La obra del templo progresó lentamente durante el reinado de
Cambises. Y durante el reinado del falso Esmerdis (llamado Ar-
tajerjes en
Esdras 4:7
), los samaritanos indujeron al impostor sin
escrúpulos a que promulgara un decreto para prohibir a los judíos
que reconstruyeran su templo y su ciudad.
Durante más de un año quedó descuidado y casi abandonado el
trabajo del templo. La gente habitaba sus casas, y se esforzaba por
alcanzar prosperidad temporal; pero su situación era deplorable. Por
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mucho que trabajase, no prosperaba. Los mismos elementos de la
naturaleza parecían conspirar contra ella. Debido a que había dejado
el templo asolado, el Señor mandó una sequía que marchitaba sus
bienes. Dios les había concedido los frutos del campo y de la huerta,
el cereal, el vino y el aceite, como pruebas de su favor; pero en vista
de que habían usado tan egoístamente estos dones de su bondad, les
fueron quitadas las bendiciones.
Tales eran las condiciones durante la primera parte del reinado de
Darío Histaspes. Tanto espiritual como temporalmente, los israelitas
estaban en una situación lastimera. Tanto tiempo habían murmurado
y dudado; tanto tiempo habían dado la preferencia a sus intereses
personales mientras miraban con apatía el templo del Señor en
ruinas, que habían perdido de vista el propósito que había tenido
Dios al hacerlos volver a Judea y decían: “No es aún venido el
tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada.”
Hageo
1:2
.
Pero aun en esa hora sombría había esperanza para los que
confiaban en Dios. Los profetas Ageo y Zacarías fueron suscitados
para hacer frente a la crisis. En sus testimonios conmovedores,
esos mensajeros revelaron al pueblo la causa de sus dificultades.
Declararon que la falta de prosperidad temporal se debía a que no se
había dado el primer lugar a los intereses de Dios. Si los israelitas
hubiesen honrado a Dios, si le hubiesen manifestado el respeto y
la cortesía que le debían, haciendo de la edificación de su casa su
primer trabajo, le habrían invitado a estar presente y a bendecirlos.
A los que se habían desalentado, Ageo dirigió la escrutadora
pregunta: “¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de morar en
vuestras casas enmaderadas, y esta casa está desierta? Pues así ha
dicho Jehová de los ejércitos: Pensad bien sobre vuestros caminos.”
¿Por qué habéis hecho tan poco? ¿Por qué os preocupáis de vuestras