Página 445 - Profetas y Reyes (1957)

Basic HTML Version

Una reforma
441
presenta un cuadro de la restauración espiritual que debe realizarse
en los días finales de la historia de esta tierra. El residuo de Israel era
un pueblo débil, expuesto a los estragos de sus enemigos; pero por
su medio se proponía Dios conservar en la tierra un conocimiento
de sí mismo y de su ley. Ese residuo había de custodiar el culto
verdadero y los santos oráculos. Fué variado lo que experimentó
mientras reedificaba el templo y el muro de Jerusalén; y fuerte la
oposición que hubo de arrostrar. Fueron pesadas las cargas que
hubieron de llevar los dirigentes de esa obra; pero esos hombres
avanzaron con confianza inquebrantable y humildad de espíritu,
dependiendo firmemente de Dios y creyendo que él haría triunfar
su verdad. Como el rey Ezequías, Nehemías “se llegó a Jehová, y
no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehová
prescribió... Y Jehová fué con él.”
2 Reyes 18:6, 7
.
La restauración espiritual de la cual fué símbolo la obra realiza-
da en tiempos de Nehemías, se halla esbozada en estas palabras de
Isaías: “Edificarán los desiertos antiguos, y levantarán los asolamien-
tos primeros, y restaurarán las ciudades asoladas.” “Edificarán los de
ti los desiertos antiguos; los cimientos de generación y generación
levantarás: y serás llamado reparador de portillos, restaurador de
calzadas para habitar.”
Isaías 61:4; 58:12
.
El profeta describe así a un pueblo que, en tiempos de aparta-
miento general de la verdad y la justicia, procura restablecer los
principios que son el fundamento del reino de Dios. Reparan una
brecha que fué hecha en la ley de Dios, o sea el muro que puso
él en derredor de sus escogidos para protegerlos y para que en la
obediencia a sus preceptos de justicia, verdad y pureza hallasen una
salvaguardia perpetua.
En palabras de significado inequívoco, el profeta señala la obra
específica de ese pueblo remanente que edifica la muralla: “Si re-
trajeres del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al
sábado llamares delicias, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares,
no haciendo tus caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus
[501]
palabras: entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre
las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre:
porque la boca de Jehová lo ha hablado.”
Isaías 58:13, 14
.
En el tiempo del fin, ha de ser restaurada toda institución divina.
Debe repararse la brecha, o portillo, que se hizo en la ley cuando