Página 63 - Profetas y Reyes (1957)

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La división del reino
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“Apedreóle todo Israel, y murió.” Asombrado por esta evidencia de
cuán intensa era la rebelión, “el rey Roboam se esforzó a subir en
un carro, y huir a Jerusalem.”
1 Reyes 12:18
.
En Jerusalén, “Roboam ... juntó toda la casa de Judá y la tribu de
Benjamín, ciento y ochenta mil hombres escogidos de guerra, para
hacer guerra a la casa de Israel, y reducir el reino a Roboam hijo
de Salomón. Mas fué palabra de Jehová a Semeías varón de Dios,
diciendo: Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a toda
la casa de Judá y de Benjamín, y a los demás del pueblo, diciendo:
Así ha dicho Jehová: No vayáis, ni peleéis contra vuestros hermanos
los hijos de Israel; volveos cada uno a su casa; porque este negocio
yo lo he hecho. Y ellos oyeron la palabra de Dios, y volviéronse, y
fuéronse, conforme a la palabra de Jehová.”
1 Reyes 12:21-24
.
Durante tres años Roboam procuró sacar provecho del triste
experimento con que inició su reinado; y fué prosperado en este
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esfuerzo. “Edificó ciudades para fortificar a Judá, ... fortificó también
las fortalezas, y puso en ellas capitanes, y vituallas, y vino, y aceite...
Fortificólas pues en gran manera.”
2 Crónicas 11:5, 11, 12
. Pero
el secreto de la prosperidad de Judá durante los primeros años del
reinado de Roboam no estribaba en estas medidas. Se debía a que
el pueblo reconocía a Dios como el Gobernante supremo, y esto
ponía en terreno ventajoso a las tribus de Judá y Benjamín. A ellas
se unieron muchos hombres temerosos de Dios que provenían de las
tribus septentrionales. Nos dice el relato: “Tras aquéllos acudieron
también de todas las tribus de Israel los que habían puesto su corazón
en buscar a Jehová Dios de Israel; y viniéronse a Jerusalem para
sacrificar a Jehová, el Dios de sus padres. Así fortificaron el reino
de Judá, y confirmaron a Roboam hijo de Salomón, por tres años;
porque tres años anduvieron en el camino de David y de Salomón.”
2 Crónicas 11:16, 17
.
En la continuación de esta política residía la oportunidad que
tenía Roboam para redimir en gran medida los errores pasados y
restaurar la confianza en su capacidad de gobernar con discreción.
Pero la pluma inspirada nos ha dejado la triste constancia de que el
sucesor de Salomón no ejerció una influencia enérgica en favor de
la lealtad a Jehová. A pesar de ser por naturaleza de una voluntad
fuerte y egoísta, lleno de fe en sí mismo y propenso a la idolatría,
si hubiese puesto toda su confianza en Dios habría adquirido fuerza