Página 18 - Palabras de Vida del Gran Maestro (1971)

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Capítulo 2—La siembra de la verdadx
Este capítulo está basado en Mateo 13:1-9, 18-23;Marcos
4:1-20;Lucas 8:4-15.
Por medio de la parábola del sembrador, Cristo ilustra las cosas
del reino de los cielos, y la obra que el gran Labrador hace por su
pueblo. A semejanza de uno que siembra en el campo, él vino a
esparcir los granos celestiales de la verdad. Y su misma enseñanza
en parábolas era la simiente con la cual fueron sembradas las más
preciosas verdades de su gracia. A causa de su simplicidad, la pará-
bola del sembrador no ha sido valorada como debiera haber sido. De
la semilla natural echada en el terreno, Cristo desea guiar nuestras
mentes a la semilla del Evangelio, cuya siembra produce el retorno
de los hombres a su lealtad a Dios. Aquel que dio la parábola de la
semillita es el Soberano del cielo, y las mismas leyes que gobiernan
la siembra de la semilla terrenal, rigen la siembra de la simiente de
verdad.
Junto al mar de Galilea se había reunido una multitud para ver
y oír a Jesús, una muchedumbre ávida y expectante. Allí estaban
los enfermos sobre sus esteras, esperando presentar su caso ante él.
Era el derecho de Cristo conferido por Dios, curar los dolores de
una raza pecadora, y ahora reprendía la enfermedad y difundía a su
alrededor vida, salud y paz.
Como la multitud seguía aumentando, la gente estrechó a Jesús
hasta que no había más lugar para recibirlos. Entonces, hablando
una palabra a los hombres que estaban en sus barcos de pesca, subió
a bordo de la embarcación que lo estaba esperando para conducirlo
a través del lago, y pidiendo a sus discípulos que alejaran el barco
un poco de la tierra, habló a la multitud que se hallaba en la orilla.
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Junto al lago se divisaba la hermosa llanura de Genesaret, más
allá se levantaban las colinas, y sobre las laderas y la llanura, tanto
los sembradores como los segadores se hallaban ocupados, unos
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