Página 214 - Palabras de Vida del Gran Maestro (1971)

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Capítulo 24—Ante el tribunal supremo
Este capítulo está basado en Mateo 22:1-14.
La parábola del vestido de bodas representa una lección del más
alto significado. El casamiento representa la unión de la humanidad
con la divinidad; el vestido de bodas representa el carácter que todos
deben poseer para ser tenidos por dignos convidados a las bodas.
En esta parábola como en la de la gran cena, se ilustran la in-
vitación del Evangelio, su rechazamiento por el pueblo judío, y el
llamamiento de misericordia dirigido a los gentiles. Pero de parte
de los que rechazan la invitación, esta parábola presenta un insulto
mayor y un castigo más terrible. El llamamiento a la fiesta es una
invitación del rey. Procede de aquel que está investido de poder para
ordenar. Confiere gran honor. Sin embargo, el honor no es apreciado.
La autoridad del rey es menospreciada. Mientras la invitación del
padre de familia fue recibida con indiferencia, la del rey es recibi-
da con insultos y homicidio. Trataron a sus siervos con desprecio,
afrentándolos y matándolos.
El padre de familia, al ver despreciada su invitación, declaró que
ninguno de los convidados probaría su cena. Pero en cuanto a los
que habían despreciado al rey, se decreta algo más que la exclusión
de su presencia y de su mesa, pues “enviando sus ejércitos, destruyó
a aquellos homicidas, y puso fuego a su ciudad”.
En ambas parábolas, la fiesta queda provista de convidados, pero
la segunda demuestra que todos los que asisten a la fiesta han de
hacer cierta preparación. Los que descuidan esta preparación son
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echados fuera. “Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí
un hombre no vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste
aquí no teniendo vestido de boda? Mas él cerró la boca. Entonces
el rey dijo a los que servían: Atado de pies y de manos tomadle, y
echadle en las tinieblas de afuera: Allí será el lloro y el crujir de
dientes”.
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