Página 257 - Palabras de Vida del Gran Maestro (1971)

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Capítulo 26—Talentos que dan éxito
Este capítulo está basado en Lucas 16:1-9.
La venida de Cristo se produjo en un tiempo de intensa munda-
nalidad. Los hombres estaban subordinando lo eterno a lo temporal,
los requerimientos de lo futuro a los asuntos presentes. Tomaban
los fantasmas por realidades, y las realidades por fantasmas. No
contemplaban por la fe el mundo invisible. Satanás les presentaba
las cosas de esta vida como sumamente atractivas y absorbentes, y
prestaban atención a sus tentaciones.
Cristo vino para cambiar este orden de cosas. Procuró romper
el ensalmo que infatuaba y entrampaba a los hombres. En sus en-
señanzas, trató de ajustar los requerimientos del cielo y de la tierra,
y de desviar los pensamientos de los hombres de lo presente a lo
futuro. En vez de perseguir las cosas temporales, los invitó a hacer
provisión para la eternidad.
“Había un hombre rico—dijo él—, el cual tenía un mayordomo,
y éste fue acusado delante de él como disipador de sus bienes”.
El rico había dejado todas sus posesiones en las manos de este
siervo; pero el siervo era infiel y el amo estaba convencido de que
se le estaba robando sistemáticamente. Resolvió no retenerlo en
su servicio, y pidió que fuesen investigadas sus cuentas. “¿Qué es
esto—dijo—que oigo de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque
ya no podrás más ser mayordomo”.
Al verse condenado a ser despedido, el mayordomo vio tres
caminos abiertos a su elección. Tendría que trabajar, mendigar, o
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morirse de hambre. Y dijo para sí: “¿Qué haré? que mi señor me
quita la mayordomía. Cavar, no puedo, mendigar, tengo vergüenza.
Yo sé lo que haré para que cuando fuere quitado de la mayordomía,
me reciban en sus casas. Y llamando a cada uno de los deudores de
su señor, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi señor? Y él dijo: Cien
barriles de aceite. Y le dijo: Toma tu obligación, y siéntate presto,
y escribe cincuenta. Después dijo a otro: ¿Y tú, cuánto debes? Y él
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