Página 283 - Palabras de Vida del Gran Maestro (1971)

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Bases para la recompensa final
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Por cansador que sea su trabajo, los verdaderos obreros no lo
considerarán como un tráfago penoso. Están dispuestos a gastarse y
ser gastados; pero es un trabajo gozoso, hecho con un corazón alegre.
El gozo en Dios se expresa por medio de Cristo Jesús. Su gozo es el
que le fue propuesto a Cristo, “que haga la voluntad del que me envió,
y que acabe su obra”
Están cooperando con el Señor de la gloria.
Este pensamiento dulcifica toda faena, fortalece la voluntad, vigoriza
el espíritu para todo lo que pueda ocurrir. Trabajando con un corazón
abnegado, ennoblecido por ser participante de los sufrimientos de
Cristo, compartiendo sus simpatías, y cooperando con él en su labor,
ellos ayudan a acrecentar su gozo, y producen honor y alabanza a su
exaltado nombre.
Este es el espíritu de todo verdadero servicio para Dios. Debido
a una falta de ese espíritu, muchos de los que parecen ser primeros
llegarán a ser últimos, mientras que aquellos que lo poseen, aunque
se los considere como últimos, llegarán a ser primeros.
Hay muchos que se han entregado a Cristo, y sin embargo no
ven la oportunidad de hacer una gran obra o grandes sacrificios en
su servicio. Estos pueden encontrar consuelo en el pensamiento de
que no es necesariamente la entrega que se hace en el martirio la
que es más agradable a Dios; puede ser que no sea el misionero que
diariamente ha soportado el peligro y encarado la muerte, el que se
destaque en primer plano en los registros celestiales. El cristiano que
lo es en su vida privada, en la entrega diaria del yo, en la sinceridad
de propósito y la pureza de pensamiento, en la mansedumbre que
manifiesta bajo la provocación, en la fe y en la piedad, en la fidelidad
en las cosas menores, aquel que en la vida del hogar representa el
carácter de Cristo: tal persona, a la vista de Dios, puede ser más
preciosa que el misionero o el mártir mundialmente conocido.
¡Oh, cuán diferentes son las normas según las cuales Dios y los
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hombres miden el carácter! Dios ve muchas tentaciones resistidas
de las cuales el mundo y aun los amigos más cercanos nunca saben
nada: tentaciones en el hogar, en el corazón. El nota la humildad que
siente el alma al ver su propia debilidad, el sincero arrepentimiento
hasta de un pensamiento que es malo. El ve la devoción ferviente
a su servicio. El ha notado las horas de dura batalla con el yo, una
batalla que gana la victoria. Todo esto lo saben Dios y los ángeles.