Página 89 - Palabras de Vida del Gran Maestro (1971)

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Dónde hallar la verdad
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festaciones y oraciones. Su testimonio por Cristo no será mezquino
y sin vida. El ministro no predicará repetidas veces los mismos dis-
cursos estereotipados. Su mente se abrirá a la constante iluminación
del Espíritu Santo.
Cristo dijo: “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida
eterna... Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre,
asimismo el que me come, él también vivirá por mí... El Espíritu es
el que da vida; ... las palabras que yo os he hablado, son espíritu y
son vida”
Cuando comemos la carne de Cristo y bebemos su sangre, el
elemento de vida eterna se encontrará en el ministerio. No habrá
acopio de ideas añejas y siempre repetidas. El sermonear insípido
y sin interés terminará. Se presentarán las viejas verdades, pero
se verán con una nueva luz. Habrá una nueva percepción de la
verdad, una claridad y un poder que todos discernirán. Aquellos
que tengan el privilegio de sentarse a los pies de tales ministros, si
son susceptibles a la influencia del Espíritu Santo, sentirán el poder
vivificador de una nueva vida. El fuego del amor divino se encenderá
en ellos. Sus facultades perceptivas serán avivadas para discernir la
hermosura y la majestad de la verdad.
El fiel padre de familia representa lo que debería ser todo maestro
de los niños y los jóvenes. Si hace de la Palabra de Dios su tesoro,
descubrirá continuamente nueva hermosura y nueva verdad. Cuando
el maestro confíe en Dios en oración, el Espíritu de Cristo vendrá
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sobre él, y Dios obrará por su medio con el Espíritu Santo sobre las
mentes de los demás. El Espíritu llena la mente y el corazón de dulce
esperanza, valor e imágenes bíblicas, y todo esto será comunicado a
la juventud mediante su instrucción.
Las fuentes de paz y gozo celestial, abiertas en el alma del maes-
tro por las palabras de la Inspiración, llegarán a ser un poderoso río
de influencia para bendecir a cuantos se relacionen con él. La Biblia
no será un libro cansador para el estudiante. Bajo un instructor sabio,
la Palabra llegará a ser cada vez más deseable. Será como el pan de
vida, y nunca se volverá añeja. Su frescura y hermosura atraerán y
encantarán a los niños y los jóvenes. Es como el sol cuando brilla
sobre la tierra, que imparte perpetuamente luz y calor, sin agotarse
nunca.