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              Palabras de Vida del Gran Maestro
            
            
              imaginación para ver sólo turbiamente la vislumbre de un amor
            
            
              inexplicable, tan alto como los cielos, pero que ha descendido hasta
            
            
              [100]
            
            
              la tierra a estampar la imagen de Dios en todo el género humano.
            
            
              Sin embargo, nos es posible ver todo lo que podemos soportar
            
            
              de la compasión divina. Esta se descubre al alma humilde y contrita.
            
            
              Entenderemos la compasión de Dios en la misma proporción en
            
            
              que apreciamos su sacrificio por nosotros. Al estudiar la Palabra
            
            
              de Dios con humildad de corazón, el grandioso tema de la reden-
            
            
              ción se abrirá a nuestra investigación. Aumentará en brillo mientras
            
            
              lo contemplemos; y mientras aspiremos a entenderlo, su altura y
            
            
              profundidad irán continuamente en aumento.
            
            
              Nuestra vida ha de estar unida con la de Cristo; hemos de recibir
            
            
              constantemente de él, participando de él, el pan vivo que descendió
            
            
              del cielo, bebiendo de una fuente siempre fresca, que siempre ofrece
            
            
              sus abundantes tesoros. Si mantenemos al Señor constantemente
            
            
              delante de nosotros, permitiendo que nuestros corazones expresen el
            
            
              agradecimiento y la alabanza a él debidos, tendremos una frescura
            
            
              perdurable en nuestra vida religiosa. Nuestras oraciones tomarán
            
            
              la forma de una conversación con Dios, como si habláramos con
            
            
              un amigo. El nos dirá personalmente sus misterios. A menudo nos
            
            
              vendrá un dulce y gozoso sentimiento de la presencia de Jesús. A
            
            
              menudo nuestros corazones arderán dentro de nosotros mientras él
            
            
              se acerque para ponerse en comunión con nosotros como lo hizo con
            
            
              Enoc. Cuando ésta es en verdad la experiencia del cristiano, se ven
            
            
              en su vida una sencillez, una humildad, una mansedumbre y bondad
            
            
              de corazón que muestran a todo aquel con quien se relacione que ha
            
            
              estado con Jesús y aprendido de él.
            
            
              En aquellos que la posean, la religión de Cristo se revelará como
            
            
              un principio vivificador que todo lo penetra, una energía espiritual y
            
            
              viviente que obra. Se manifestará la frescura, el poder y el gozo de
            
            
              la perpetua juventud. El corazón que recibe la palabra de Dios no
            
            
              es como un pozo de agua que se evapora, ni como una cisterna rota
            
            
              [101]
            
            
              que pierde su tesoro. Es como el torrente de la montaña alimentado
            
            
              por fuentes inagotables, cuyas aguas frescas y cristalinas saltan de
            
            
              una roca a otra, refrigerando al cansado, al sediento y al cargado.
            
            
              Esta experiencia imparte a cada maestro de la verdad las cuali-
            
            
              dades necesarias para hacerlo un representante de Cristo. El espíritu
            
            
              de la enseñanza de Cristo comunicará fuerza y precisión a sus mani-