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Reavivamientos Modernos
La verdad o cosas triviales
Debemos apartarnos de un sinnúmero de temas que llaman nues-
tra atención. Hay asuntos que consumen tiempo y despiertan deseos
de saber, pero que acaban en la nada. Los más altos intereses requie-
ren la estricta atención y energía que suelen dedicarse tantas veces a
cosas relativamente insignificantes.
De por sí, el aceptar nuevas teorías no infunde nueva vida al
alma. Aun el conocimiento de hechos y teorías importantes en sí
mismos resulta de escaso valor si no lo practicamos. Necesitamos
sentir la responsabilidad de dar a nuestra alma el alimento que nutra
y estimule la vida espiritual...
La pregunta que debemos estudiar es: “¿Qué es la verdad; la ver-
dad que hemos de estimar, amar, honrar y obedecer?” Los partidarios
ardientes de la ciencia han quedado derrotados y descorazonados en
sus esfuerzos por descubrir a Dios. Lo que necesitan investigar hoy
día es: “¿Cuál es la verdad que nos capacitará para salvar nuestra
alma?”
¿Tengo yo la respuesta?
“¿Qué os parece del Cristo?” es la pregunta de importancia
suprema. ¿Recibís a Cristo como Salvador personal? A todos los
que lo reciben les da facultad de ser hechos hijos de Dios.
Cristo reveló a Dios a sus discípulos de un modo que realizó en
sus corazones una obra especial, tal como desea hacerla en nuestros
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corazones. Son muchos los que, espaciándose en teorías, han perdido
de vista el poder vivo del ejemplo del Salvador. Han perdido de vista
a Cristo como el que obra humilde y abnegadamente. Necesitan
contemplar a Jesús. Día tras día necesitamos una nueva revelación
de su presencia. Necesitamos seguir más de cerca su ejemplo de
desprendimiento y sacrificio abnegado.
Necesitamos la experiencia que tenía San Pablo cuando escribió:
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y vivo, no ya yo, mas vive
Cristo en mí: y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo
de Dios, el cual me amó, y se entregó a sí mismo por mí”.
Gálatas
2:20
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