Desarrollo del discernimiento espiritual, 5 de abril
Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios,
porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de
discernir espiritualmente.
1 Corintios 2:14
.
Las joyas de la verdad que habían permanecido esparcidas sobre el campo de la
revelación, desgraciadamente fueron sepultadas por los dichos y mandamientos de
las tradiciones humanas, a tal punto que la sabiduría celestial quedó prácticamente
olvidada. Satanás ha tenido éxito en hacer creer que los hombres han conseguido
grandes logros. El Señor Dios, Creador de todo, dio el evangelio al mundo a un
costo infinito. Por este intermedio, el gozo y el manantial refrescante del alivio que
imparte consuelo permanente, fue abierto para todos los que acuden a la fuente de
la vida. Todavía hay filones de la verdad que están para ser descubiertos, sólo que
los asuntos espirituales deben discernirse espiritualmente.
Las mentes entenebrecidas con el mal no pueden apreciar el valor de la verdad
que está en Jesús. Cuando el hombre acaricia la iniquidad, no siente la necesidad
de realizar diligentes esfuerzos con oración y reflexión para poder entender lo
que necesita saber, a fin de no perder el cielo. Por tanto tiempo ha permanecido
bajo las sombras del enemigo, que su concepción de la verdad se asemeja a la
observación de un objeto visto a través de un vidrio ahumado e imperfecto. Por
eso lo ve todo obscuro y pervertido. La visión espiritual es falible y no confiable
para los que tratan de ver en medio de la penumbra por haber dado las espaldas a
la luz.
Sin embargo, los que creen en Jesús, deben avanzar constantemente en pos
de la luz. Tienen que orar diariamente para recibir la luz que mana del Espíritu
Santo, para que ella brille sobre las páginas del Libro sagrado, a fin de que puedan
comprender las cosas que pertenecen al Espíritu divino. Necesitamos confiar sin
reservas en la Palabra de Dios. De otra manera estaremos perdidos. Las palabras
de los hombres, por importantes que parezcan, no tienen el poder de hacernos
perfectos ni habilitarnos para toda buena obra.
“Que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la
santificación por el Espíritu y la fe en la verdad”.
2 Tesalonicenses 2:13
. Este
texto revela los dos agentes que se unen para salvar al hombre: La influencia
divina y la poderosa fe viviente que poseen los que siguen a Cristo. Mediante la
santificación por el Espíritu y el creer en la verdad, llegaremos a ser colaboradores
de Dios.—
The Review and Herald, 1 de diciembre de 1891
.
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