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Listos para defender la esperanza, 25 de abril
Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre
preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante
todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros.
1 Pedro
3:15
.
Esto es lo que veremos si nos relacionamos con Dios. Dios quiere que de-
pendamos de él y no del hombre. Desea que tengamos un corazón nuevo. Quiere
darnos revelaciones de luz del trono de Dios. Debiéramos luchar con cada dificul-
tad. Pero cuando se presenta algún punto controvertido, ¿habéis de ir al hombre
para recoger su opinión y luego amoldar vuestras conclusiones con ella? No, id
a Dios. Decidle lo que queréis. Tomad vuestra Biblia y escudriñadla como si se
tratara de tesoros ocultos.
No profundizamos lo suficiente en nuestra búsqueda de la verdad. Cada alma
que cree en la verdad presente será puesta en circunstancias en las que se le
requerirá que dé razón de la esperanza que hay en ella. Los hijos de Dios tendrán
que hallarse ante reyes, príncipes, gobernantes y grandes de la tierra, y éstos
deberán saber que los hijos de Dios saben con certeza lo que es la verdad. Deben
ser hombres y mujeres convertidos. Dios puede enseñaros más en un momento,
mediante su Espíritu, que lo que podríais aprender de los grandes hombres de la
tierra. El universo contempla la controversia que se desarrolla en la tierra. A un
costo infinito, Dios ha provisto una oportunidad para que cada hombre sepa lo que
lo hará sabio para la salvación. ¡Cuán ansiosamente miran los ángeles para ver
quién aprovechará esa oportunidad!
Cuando se presenta un mensaje a los hijos de Dios, no deben levantarse
en oposición contra él. Debieran ir a la Biblia, para compararlo con la ley y
el testimonio, y si no soporta esta prueba, no es verdadero. Dios quiere que se
expandan nuestras mentes. Quiere revestirnos con su gracia. Podemos disfrutar
de un festín diario de cosas buenas, pues Dios puede abrir todos los tesoros del
cielo para nosotros. Hemos de ser uno con Cristo como él es uno con su Padre.
Y el Padre nos amará como ama a su Hijo. Podemos tener la misma ayuda que
tuvo Cristo, podemos tener fortaleza para cada emergencia, pues Dios será nuestra
vanguardia y nuestra retaguardia.—
Mensajes Selectos 1:485, 486
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