El espíritu: un testigo, 4 de enero
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de
Dios.
Romanos 8:16
.
Si el Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de
Dios, ¿cuáles serán los resultados? El creyente someterá todo su ser a la voluntad
divina. Entonces, en su maravillosa condescendencia, la Majestad de los cielos
establece una santa relación familiar con los que lo buscan de todo corazón. Como
consecuencia, mediante una abundante manifestación de la gracia de Dios, el hijo
del Altísimo—el creyente—, es llevado a mantener con su Padre una dependencia
semejante a la de los niños con los suyos. Consagre a Dios todo su ser—cuerpo
y espíritu—con entera confianza en su poder y en su voluntad de bendecirlo, no
importa cuán desvalido e indigno sea usted. “Más a todos los que le recibieron, a
los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”.
Juan
1:12
.
No caiga en la actividad impaciente, sino sea celoso en la fe, con un sólo
propósito definido: atraer creyentes a Cristo, el Redentor crucificado. Esta obra no
se realiza como resultado de un sermón lógico que logra convencer al intelecto.
El corazón necesita ser persuadido y ablandado por la ternura. La voluntad tiene
que ser sometida al arbitrio de Dios, y todas las aspiraciones deben tener una
orientación celestial. Aliméntese de la Palabra del Dios viviente. El efecto debe
verse en la vida práctica. Ella debe apoderarse de los comandos de todo el ser...
Cuando confiemos plenamente en Cristo, nos daremos a nosotros mismos
en ofrenda a Dios. Nuestra dependencia estará centrada en la virtud y en la
intercesión de Cristo como nuestra única esperanza. No hay confusión, ni sospecha,
puesto que por la fe vemos a Jesús, el enviado de Dios, cuya misión es lograr
la reconciliación con los pecadores. Si deseamos creer solamente en Cristo, él
está comprometido con un pacto solemne de mediar en favor de los que, por su
intermedio, se acercan al Padre, con el propósito de garantizar su salvación. Este
privilegio está garantizado si nos acercamos confiadamente el trono de la gracia
para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.—
Manuscript
Releases, 276, 277
.
[15]
9