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Actúa entre los estudiantes, 16 de mayo
Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en
vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también
vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
Romanos
8:11
.
Muchas veces el Señor Dios motivó a su Santo Espíritu para que actuara
entre los estudiantes de la escuela de Battle Creek, para que pudieran reconocerlo
en todos sus caminos, y, a su vez, dirigir sus pasos. En las ocasiones cuando se
manifestó, su presencia fue tan evidente que los alumnos se olvidaron de los
estudios y, entonces, el mayor de todos los Maestros que haya habido alguna vez
les hizo oír su voz diciendo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados,
y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy
manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi
yugo es fácil, y ligera mi carga”.
Mateo 11:28-30
.
Vi al ángel de Dios que estaba presente cuando el Señor llamó a la puerta
de los corazones. Me pareció que no hubo esfuerzos especiales por parte de los
maestros para influir sobre los alumnos a fin de que prestaran atención a las cosas
de Dios; pero un Observador divino, que si bien es cierto no fue visible, hizo sentir
su influencia. Muchas veces hubo en la escuela señales manifiestas de la presencia
del Santo Vigilante. En cada ocasión Jesús dijo a los alumnos: “He aquí yo estoy
a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré
con él, y él conmigo”.
Apocalipsis 3:20
.
Mucho tiempo ha estado esperando el Señor para impartir al corazón el gozo
más grande y verdadero. Todos los que fijen su mirada en él sin tener divididos sus
afectos, serán bendecidos abundantemente. Los que lo contemplen tendrán una
visión mucho más clara de Jesús como el portador de sus pecados y su suficiente
sacrificio, y, escondidos en la hendidura de la roca, podrán mirar al Cordero de
Dios que quita los pecados del mundo. Cuando seamos conscientes de su sacrificio
perfecto, nuestro labios sintonizarán el más alto y excelso de todos los temas de
alabanza.—
Special Testimonies on Education, 77, 78
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