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De casa en casa con el obrero evangélico, 18 de mayo
Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre
todos los demonios, y para sanar enfermedades. Y los envió a predicar el
reino de Dios, y a sanar a los enfermos. Y les dijo: No toméis nada para el
camino, ni bordón, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni llevéis dos túnicas. Y en
cualquier casa donde entréis, quedad allí, y de allí salid.
Lucas 9:1-4
.
Dios está convocando a su pueblo para que participe en las diferentes áreas
del servicio misionero. Los que se encuentran en las carreteras o en los caminos
secundarios de la vida tienen que escuchar el mensaje del evangelio. La feligresía
debe realizar tareas de evangelización en los hogares del vecindario que todavía
no recibieron la evidencia completa de la verdad para este tiempo.
Los que emprendan esta obra tienen que estudiar constantemente la vida de
Cristo. Además, en forma sincera e intensa deben utilizar todos sus dones en
el servicio del Maestro. Habrá resultados admirables como consecuencia de los
esfuerzos sinceros y desprovistos de egoísmo. A estos obreros les será impartida
la más alta educación por el mayor de los Maestros. Sin embargo, los que no
comparten la luz que recibieron, un día se darán cuenta de que son responsables
de una pérdida espantosa.
Entre el pueblo de Dios, muchos han de llevar las publicaciones a los lugares
en donde el mensaje del tercer ángel aún no se ha proclamado. En el ministerio
de un colportor evangélico, que tenga su corazón imbuido por el Espíritu Santo,
se le presentarán muchas oportunidades para realizar el bien. La exposición de
la verdad hecha de casa en casa con amor y simplicidad, está en armonía con
las instrucciones que Cristo dio a sus discípulos cuando los envío en el primer
viaje misionero. Con humildes himnos de alabanza, y con oraciones expresados
de corazón, la sencilla presentación de la verdad en el círculo de las familias
enriquecerá a muchos. El Obrero divino estará presente para producir convicción
en el corazón. Su promesa es: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días”.
Mateo 28:20
. Con la certeza de la presencia permanente de tal Ayudador, podemos
trabajar con fe y coraje.
Debemos romper con la monotonía que hay en el servicio para Dios. Cada
feligrés debe ser incorporado en un plan de servicio al Maestro. Que todos los
que están bien establecidos en la verdad vayan a sus vecinos para tener reuniones
con ellos. Que se lea la Palabra de Dios y se expresen las ideas de tal modo que
resulten fácilmente comprensibles para todos.—
The Review and Herald, 5 de
mayo de 1904
.
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