Cómo llegar a ser agentes de salvación, 3 de julio
Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que
resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de
la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
2 Corintios 4:6
.
Los cristianos en verdad son los representantes de Jesucristo; no deben ser
hipócritas. El mundo, ¿formará sus opiniones acerca de Dios mediante la conducta
de los que sólo toman el nombre de Cristo pero no hacen sus obras? Quienes los
observan, ¿señalarán a los que pretenden ser cristianos, pero que no son creyentes
de corazón, que traicionan las sagradas creencias y practican las obras del enemigo,
diciendo: “Oh, éstos son cristianos, y engañan y mienten, y no son confiables”?
Estos no son los que representan realmente a Dios.
Pero Dios no dejará que el mundo sea engañado. El Señor tiene un pueblo
especial sobre la tierra, y no se avergüenza de llamarlos hermanos, porque realizan
la obra de Dios. Manifiestan que lo aman porque guardan sus mandamientos.
Llevan la imagen divina. Son un espectáculo para el mundo, para los ángeles y
para los hombres. Al cooperar con las inteligencias celestiales, el Señor es honrado
y glorificado por los que hacen la mayor parte de las obras buenas.
La verdadera piedad de corazón se manifiesta a través de las buenas palabras y
obras; los hombres las ven y son guiados por ellas a glorificar a Dios. El cristiano
verdadero abunda en buenas obras; lleva mucho fruto. Alimenta a los hambrientos,
viste a los desnudos, visita a los enfermos y ministra a los afligidos. Los cristianos
se interesan sinceramente en los niños que los rodean, quienes, mediante las
sutiles tentaciones del enemigo, están listos para perecer... A nuestro alrededor hay
jóvenes con quienes los miembros de la iglesia tienen una deuda; porque Cristo
murió por ellos sobre la cruz del Calvario para comprarles el don de la salvación.
Son preciosos a la vista de Dios, y es por eso que les desea su felicidad eterna.
La obra salvadora de Cristo sólo estará completa cuando los miembros de la
iglesia hagan su parte al levantarse y brillar porque ha llegado su luz, y la gloria
del Señor se ha manifestado sobre ellos. Cristo pide la cooperación voluntaria de
parte de sus instrumentos para llevar a cabo la salvación de las personas en forma
consecuente y con todo fervor.—
The Review and Herald, 29 de enero de 1895
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