Dadas por inspiración divina, 1 de agosto
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir,
para instruir en justicia.
2 Timoteo 3:16
.
La Biblia nos presenta a Dios como su autor, y sin embargo, fue escrita
por manos humanas. La diversidad de estilo de sus diferentes libros muestra la
individualidad de cada uno de sus escritores. Todas las verdades reveladas son
inspiradas por Dios (
2 Timoteo 3:16
), aunque expresadas en palabras humanas.
El Ser supremo e infinito iluminó con su Espíritu la inteligencia y el corazón de
sus siervos. Les daba sueños y visiones, y les mostraba símbolos y figuras. Pero
los que captaron la verdad así revelada, revistieron el pensamiento divino con sus
palabras.
Los diez mandamientos fueron enunciados por el mismo Dios y escritos con
su propia mano. Su redacción es divina y no humana. Pero la Biblia, con sus
verdades de origen divino, expresadas en el idioma de los hombres, es una unión
de lo divino y lo humano. Esta unión existía en la naturaleza de Cristo, quien era
Hijo de Dios e Hijo del hombre. Se puede, pues, decir de la Biblia lo que fue dicho
de Cristo: “Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros”
Juan 1:14
.
Escritos en épocas diferentes y por hombres que diferían notablemente en
posición social y económica y en capacidades intelectuales y espirituales, los
libros de la Biblia presentan contrastes en su estilo, como también diversidad en
la naturaleza de los temas que desarrollan. Sus diversos escritores se valen de
expresiones diferentes. A menudo la misma verdad está presentada por uno de
ellos de modo más patente que por otro. Ahora bien, como varios de sus autores
nos presentan el mismo asunto desde puntos de vista y aspectos diferentes, al lector
superficial, descuidado y desprevenido, puede parecerle que hay divergencias o
contradicciones, allí donde el lector atento y respetuoso discierne, con mayor
penetración, la armonía fundamental.—
El gran conflicto, introducción, 7, 8
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