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Teofanías: presencia divina con los humanos, 5 de agosto
Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una
zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se
consumía.
Éxodo 3:2
.
El viernes 20 de marzo [de 1896] me levanté temprano, alrededor de las tres y
media de la mañana. Mientras escribía acerca del
capítulo 15
de Juan, de repente
una paz maravillosa vino sobre mí. Toda la habitación parecía estar llena de la
atmósfera del cielo. Una santa presencia parecía estar en mi habitación. Abandoné
mi pluma y estaba en una actitud de espera para ver lo que el Espíritu me decía.
No vi a ninguna persona. No oía ninguna voz audible, pero un vigilante celestial
parecía que estaba cerca, a mi lado. Sentí que estaba en la presencia de Jesús.
La dulce paz y la luz que parecían llenar mi pieza me resultaba imposibles de
explicar o describir. Una atmósfera sagrada y santa me rodeaba, y se presentaron
a mi mente y a mi comprensión asuntos de intenso interés e importancia. Se
estableció una línea de acción delante de mí como si la presencia invisible hablara
conmigo. El tema del cual estaba escribiendo parecía perderse en mi mente, y otro
asunto se abrió distintamente delante de mí. Un gran pavor parecía estar sobre mí
mientras algunos asuntos eran impresionados en mi mente...
Me levanté temprano el jueves por la mañana, alrededor de las dos, y estaba
escribiendo activamente sobre la vid verdadera, cuando sentí una presencia en mi
habitación, como en muchas otras ocasiones anteriores, y perdí todo recuerdo de lo
que me rodeaba. Parecía estar en la presencia de Jesús. El estaba comunicándome
aquello en que debía ser instruida. Todo era tan claro que no podía entenderlo
mal.—
Mensajes Selectos 3:38, 39
.
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