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El sostén de las misiones, 24 de agosto
Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos;
atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de
la vida eterna.
1 Timoteo 6:18, 19
.
La misión de la iglesia de Cristo es salvar a los pecadores que perecen. Es dar
a conocer el amor de Dios a los hombres, y ganarlos para Cristo por la virtud de
ese amor. A la verdad para este tiempo hay que llevarla hasta los rincones oscuros
de la tierra, y esa obra tiene que comenzar por casa.
Los seguidores de Cristo no deberían vivir vidas egoístas; al contrario, imbui-
dos con el Espíritu de Cristo deberían trabajar en armonía con él.
El ha dado a su pueblo un plan para reunir dinero suficiente como para que
la empresa se sostenga a sí misma. El plan de Dios del sistema del diezmo es
hermoso en su sencillez e igualdad. Todos pueden adoptarlo con fe y valor, porque
es de origen divino. En él se combinan la sencillez y la utilidad, y no requiere
profundidad de conocimientos para comprenderlo y ejecutarlo.
Todos pueden sentir que tienen una parte en llevar adelante la preciosa obra
de salvación. Cada hombre, mujer y joven tienen la oportunidad de llegar a ser
tesoreros de Dios, y así no habría escasez de medios con los cuales llevar adelante
la gran obra de presentar el mensaje con la última advertencia al mundo.
La tesorería estará repleta de fondos si todos adoptan este sistema. Y no por eso
los contribuyentes serán más pobres. Mediante cada inversión que hagan quedarán
más identificados con la causa de la verdad presente. Estarán “atesorando para sí
buen fundamento para lo por venir... [echando] mano de la vida eterna”.
1 Timoteo
6:19
.
Si cada persona adoptara y cumpliera cabalmente este plan de la benevo-
lencia sistemática, habría una provisión constante en la tesorería. El ingreso
fluiría como una corriente continua originada en los manantiales rebosantes de la
benevolencia.—
East Míchigan Banner, 18 de enero de 1905
.
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