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Autosometidos, 17 de octubre
Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que
seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la
vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.
Apocalipsis 3:18
.
En las iglesias habrá una maravillosa manifestación del poder de Dios, pero
no descenderá sobre los que no se humillen ante el Señor, ni abran la puerta del
corazón mediante la confesión y el arrepentimiento. En la manifestación de ese
poder que ilumina la tierra con la gloria de Dios, sólo verán algo que en su ceguera
considerarán peligroso y, al despertar sus temores, se prepararán para resistirlo.
Como el Señor no obra de acuerdo con sus ideas y expectativas, se opondrán a la
obra. “¿Por qué”, dicen, “no habríamos de conocer al Espíritu de Dios, cuando
hemos estado en la obra tantos años?” Porque no respondieron a las advertencias,
los ruegos de los mensajes de Dios, sino que insistentemente dijeron: “Yo soy
rico, y me enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad”.
Apocalipsis 3:17
.
La larga experiencia y el talento no transformará a los hombres en canales
de luz, a menos que se pongan bajo los brillantes rayos del Sol de Justicia, y
sean llamados, y elegidos, y preparados mediante la dotación del Espíritu Santo.
Cuando los que manejan las cosas sagradas se humillen bajo la poderosa mano de
Dios, el Señor los ensalzará. Los hará personas con discernimiento y ricos en la
gracia de su Espíritu. Sus rasgos fuertes y egoístas de carácter, y su terquedad serán
vistos a la luz de la Luz del mundo. “Vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de
su lugar, si no te hubieres arrepentido”.
Apocalipsis 2:5
. Si buscan al Señor con
todo su corazón, lo hallarán.
¡El fin está cerca! ¡No tenemos un momento que perder! El pueblo de Dios
tiene que irradiar la luz en rayos claros y definidos, a fin de presentar a Jesús ante
las iglesias y ante el mundo.—
The Review and Herald, 23 de diciembre de 1890
.
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