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Comamos del árbol de la vida, 18 de diciembre
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere,
le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de
Dios.
Apocalipsis 2:7
.
Este mensaje es para todas las etapas históricas de nuestra iglesia. La iglesia
nunca podrá emplear su capacidad de oír mejor que cuando preste oídos a la voz
de Dios, que le habla por medio de su Palabra. Hay una promesa rica y abundante
para los vencedores. No es suficiente entrar en la guerra contra el mal, debemos
continuar en ella hasta el fin. No pensemos en ceder. Debemos pelear la buena
batalla de la fe hasta el mismo fin. Al vencedor se le promete la victoria triunfal.
“Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del
paraíso de Dios”.
Apocalipsis 2:7
. Todo lo que se perdió con la caída de Adán
está más que restaurado con la redención. El que está sentado en el trono dice:
“He aquí yo hago nuevas todas las cosas”.
Apocalipsis 21:5
.
Mirémonos cuidadosa y críticamente a nosotros mismos. ¿Hemos violado
los votos que tomamos cuando fuimos bautizados? ¿Estamos muertos al mundo
y vivos para Cristo? ¿Estamos buscando las cosas de arriba, donde Cristo está
sentado a la diestra de Dios? ¿Está cortado el cable con el que estamos anclados a
la Roca eterna? ¿Vamos a la deriva, arrastrados por la corriente hacia la perdición?
¿No haremos esfuerzos para avanzar y tomar impulso en nuestro camino hacia
arriba? No vacilemos más, sino movamos los remos vigorosamente y hagamos
nuestras primeras obras antes que naufraguemos sin esperanza.
Es nuestra tarea conocer nuestras debilidades y pecados acariciados, que
producen oscuridad y debilidad espiritual y han apagado nuestro primer amor. ¿Es
la mundanalidad? ¿Es el egoísmo? ¿Es el amor por la estima propia? ¿Es la lucha
por ser el primero? ¿Es la sensualidad lo que nos aleja de Dios? ¿Es el pecado de
los nicolaítas que cambiaban la gracia de Dios por lascivia? ¿Es la indiferencia
hacia la gran luz [Biblia]? ¿Es el mal uso o el abuso de las oportunidades y
los privilegios lo que nos lleva a tener jactanciosas pretensiones de sabiduría
y conocimiento religiosos, mientras la vida y el carácter son inconsistentes e
inmorales? No importa qué haya sido lo que hemos acariciado y cultivado hasta
tornarse fuerte y dominante, hagamos decididos esfuerzos para ser vencedores,
para no perdernos y comer del árbol de la vida.—
The Review and Herald, 7 de
junio de 1887
.
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