Página 387 - Recibir

Basic HTML Version

Victoria asegurada, 28 de diciembre
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis
aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Juan 16:33
.
Mientras estemos sobre la tierra no podremos escapar de los conflictos y las
tentaciones, pero en cada tormenta tendremos un refugio seguro. Jesús nos dijo:
“En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”.
Juan
16:33
. Las fuerzas de Satanás están confederadas contra nosotros, y tenemos que
afrontar a un enemigo diligente; pero si prestamos atención a la amonestación de
Cristo estaremos seguros. “Velad y orad, para que no entréis en tentación”.
Mateo
26:41
. Hay enemigos que resistir y vencer, pero Jesús está de nuestro lado, listo
para fortalecernos para cada ataque. “Esta es la victoria que ha vencido al mundo,
nuestra fe”.
1 Juan 5:4
.
La fe ve a Jesús como nuestro mediador a la diestra de Dios. La fe contempla
las mansiones que fue a preparar para los que lo aman. La fe ve el manto y la
corona preparados para el vencedor. La fe escucha el canto de los redimidos y
acerca las glorias eternas. Si queremos ver al Rey en su belleza debemos allegarnos
a Jesús para obedecerlo por amor.
Hay paz en creer y gozo en el Espíritu Santo. ¡Crean! ¡Crean! Mi alma clama:
¡Crean! Descansen en Dios. El es capaz de mantener lo que le hemos consagrado,
y nos hará más que vencedores mediante Aquel que nos amó.
Recordemos que todos los que tengan puesto el vestido de boda habrán pasado
por la gran tribulación. Los poderosos embates de la tentación nos golpearán a
todos. La larga noche de vigilia, fatiga y dificultades aún no ha pasado. Cristo
pronto ha de venir. ¡Preparémonos! Los ángeles de Dios están procurando qui-
tarnos la atracción que sentimos por nosotros mismos y por las cosas terrenales.
No trabajemos en vano. La fe, una fe viva, es lo que necesitamos; esa fe que obra
por amor y purifica el ser entero. Recordemos el Calvario y el terrible e infinito
sacrifico hecho allí en beneficio del hombre. Jesús nos invita a venir a él así como
estamos, y a hacer de él nuestra fuerza y nuestro Amigo eterno.—
The Review and
Herald, 17 de abril de 1894
.
[374]
383