Participantes de la naturaleza divina, 4 de febrero
Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas,
para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina,
habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la
concupiscencia.
2 Pedro 1:4
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Un cristiano fuerte es quien tiene a Cristo formado dentro, la esperanza de
gloria. Ama la verdad, la pureza y la santidad. Gracias a su amor a la Palabra de
Dios, su vitalidad espiritual lo lleva a buscar la comunión con los que viven en
armonía con ella, a fin de poder captar cada rayo de luz que Dios comunica para
revelar a Jesús, con el propósito de hacerlo más precioso para el creyente. El que
tiene una fe sólida halla que Cristo es la vida del alma, y que para él es como una
fuente que brota para vida eterna. Así, con placer, somete todo poder personal
a la obediencia a Dios. El Espíritu, con su influencia vivificante, guardará a ese
creyente en el amor de Dios.
A los cristianos se les escribe: “Gracia y paz os sean multiplicadas, en el
conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. Como todas las cosas que perte-
necen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el
conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las
cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis
a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que
hay en el mundo a causa de la concupiscencia; vosotros también, poniendo toda
diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento;
al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia,
piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas
cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en
cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no tiene estas
cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus
antiguos pecados. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra
vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta
manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro
Señor y Salvador Jesucristo”.
2 Pedro 1:2-11
.—
The Review and Herald, 11 de
diciembre de 1894
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