Huesos secos vivificados, 6 de febrero
Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra
tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová.
Ezequiel 37:14
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No es el agente humano el que inspira vida. El Señor Dios de Israel hará esa
parte avivando la actividad en la naturaleza espiritualmente muerta. El aliento del
Señor de los ejércitos debe entrar en los cuerpos muertos. En el juicio, cuando se
descubran todos los secretos, se sabrá que la voz de Dios habló mediante el agente
humano, despertó la conciencia aletargada, conmovió las facultades muertas e
impulsó a los pecadores al arrepentimiento, a la contrición y al abandono de los
pecados. Entonces se verá claramente que, mediante el agente humano, se impartió
fe en Jesucristo al alma que estaba muerta en delitos y pecados y fue vivificada
con vida espiritual.
Pero esta comparación de los huesos secos no sólo se aplica al mundo, sino
también a los que han sido bendecidos con gran luz, pues éstos también son como
los esqueletos del valle. Tienen la forma de hombres, la estructura del cuerpo,
pero no tienen vida espiritual. Sin embargo, en la parábola los huesos secos no
quedan solamente unidos con apariencia de hombres, pues no es suficiente que
haya simetría entre los miembros y el organismo entero. El aliento de vida debe
vivificar los cuerpos para que puedan levantarse y entrar en actividad. Esos huesos
representan la casa de Israel, la iglesia de Dios, y la esperanza de la iglesia es la
influencia vivificante del Espíritu Santo. El Señor tiene que impartir su aliento a
los huesos secos para que puedan vivir.
El Espíritu de Dios, con su poder vivificante, debe estar en cada agente humano
para que pueda entrar en acción cada músculo y tendón espiritual. Sin el Espíritu
Santo, sin el aliento de Dios, hay embotamiento de conciencia, pérdida de vida
espiritual. Muchos que carecen de vida espiritual tienen sus nombres en los
registros de la iglesia; pero no están escritos en el libro de la vida del Cordero.
Pueden figurar en la lista de miembros pero no están unidos al Señor. Quizá sean
diligentes en el cumplimiento de determinados deberes, y ser considerados como
seres vivientes; pero muchos están entre los que tienen “nombres de que” viven, y
están muertos.—
Comentario Bíblico Adventista 4:1187
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