Fe, 9 de marzo
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Hebreos 11:1
.
Ir a Cristo debe ser un ejercicio de la fe. Si lo incorporamos a los quehaceres
diarios, tendremos paz, gozo y por experiencia, conoceremos el significado de sus
palabras: “Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como
yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor”.
Juan
15:10
. Nuestra fe debe aferrarse a las promesas para que podamos permanecer en
el amor de Jesús. Cristo dijo: “Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté
en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido”.
Juan 15:11
.
La fe obra por amor y purifica al creyente. Mediante la fe el Espíritu Santo tiene
acceso al corazón y desarrolla la santidad interior. A menos que esté en comunión
con Dios mediante el Espíritu, el hombre no puede llegar a ser un agente que haga
las obras de Cristo. Seremos preparados para el cielo únicamente mediante la
transformación del carácter. Si deseamos tener acceso al Padre, debemos exhibir las
credenciales de la justicia de Cristo. Participaremos de la naturaleza divina cuando
huyamos de la corrupción que hay en el mundo por causa de la concupiscencia.
Diariamente necesitamos ser transformados por el Espíritu Santo, cuya misión es
elevar el gusto, santificar el corazón y ennoblecer al ser entero para que podamos
representar la incomparable hermosura de Jesús.
Debemos mirar a Cristo y por la contemplación seremos transformados. Tene-
mos que ir a él como una fuente abierta e inagotable de la que podemos beber una
y otra vez, y de la cual disfrutaremos siempre del fresco suministro. Necesitamos
responder a la atracción de su amor para poder alimentarnos del Pan de vida que
descendió del cielo, y beber del Agua de la vida que mana del trono de Dios. Si
deseamos que la fe nos una a su solio, mantengámonos mirando hacia arriba. Si
miramos hacia abajo, quedaremos atados a la tierra. No examine su fe como si
fuera una flor para saber si tiene raíces. La fe crece imperceptiblemente.—
The
Bible Echo, 15 de febrero de 1893
.
[80]
76