Página 102 - Servicio Cristiano (1981)

Basic HTML Version

98
Servicio Cristiano
La medición divina
Hay una medición del carácter que se está realizando constan-
temente. Los ángeles de Dios están estimando vuestro valor moral,
cerciorándose de vuestras necesidades, y presentando vuestro caso
[109]
ante Dios.—
The Review and Herald, 2 de abril de 1889
.
Se nos hará individualmente responsables si hacemos una jota
menos de lo que podríamos efectuar con nuestra capacidad. El Señor
mide con exactitud toda posibilidad de servicio. Hemos de dar cuenta
tanto de las facultades no empleadas como de las que se aprovechan.
Dios nos tiene por responsables de todo lo que llegaríamos a ser
por medio del uso debido de nuestros talentos. Seremos juzgados de
acuerdo con lo que debiéramos haber hecho, pero no efectuamos,
por no haber usado nuestras facultades para glorificar a Dios. Aun
cuando no perdamos nuestra alma, en la eternidad nos daremos
cuenta del resultado de los talentos que dejamos sin usar. Habrá
una pérdida eterna por todo el conocimiento y la habilidad que
podríamos haber obtenido y no obtuvimos.—
Lecciones Prácticas
del Gran Maestro, 330, 331
.
Lo que podría haber sido
Si cada soldado de Cristo hubiese cumplido su deber, si cada
centinela puesto sobre los muros de Sión hubiese tocado la trompeta,
el mundo habría oído el mensaje de amonestación. Mas la obra ha
sufrido años de atraso. Entretanto que los hombres dormían, Satanás
se nos ha adelantado.—
Joyas de los Testimonios 3:297
.
Pongamos mano a la obra asignada, y proclamemos el mensaje
que debe hacer comprender a hombres y mujeres el peligro en que
están. Si cada adventista del séptimo día hubiese cumplido su parte,
el número de creyentes sería ahora mucho mayor. En todas las
ciudades de América habría personas a quienes el mensaje hubiese
inducido a obedecer la ley de Dios.—
Joyas de los Testimonios 3:293
.
Si el propósito de Dios de dar al mundo el mensaje de mise-
ricordia hubiese sido llevado a cabo por su pueblo, Cristo habría
[110]
venido ya a la tierra, y los santos habrían recibido su bienvenida en
la ciudad de Dios.—
Joyas de los Testimonios 3:72
.