Página 113 - Servicio Cristiano (1981)

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El despertar
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El verdadero culto consiste en trabajar junto con Cristo. Las
oraciones, la exhortación y la plática son frutos baratos, que frecuen-
temente se hallan relacionados; pero los frutos que se manifiestan
en buenas obras, en cuidar al necesitado, al huérfano, a la viuda, son
frutos genuinos, y crecen naturalmente en un árbol bueno.—
The
Review and Herald, 16 de agosto de 1881
.
Que los miembros individuales de la iglesia asuman la obra que
les fuera señalada de difundir y recibir la luz. Nadie puede excusarse
de ser un hombre ocioso en la viña del Señor.—
The Review and
Herald, 19 de febrero de 1889
.
La acción es el fruto que Cristo exige que llevemos: hacer actos
de benevolencia, hablar palabras bondadosas, y manifestar tierna
consideración para con los pobres, necesitados y afligidos.—
The
Review and Herald, 16 de agosto de 1881
.
La mujer samaritana que hablaba con Jesús junto al pozo de
Jacob, apenas encontró al Salvador, fué a buscar a otros para llevarlos
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a Jesús Así dió pruebas de ser más verdadera misionera que los
mismos discípulos de Jesús. Estos no veían en Samaria nada que
indicara que fuese un campo lleno de esperanzas. Sus pensamientos
se fijaban más bien en una gran obra para lo por venir. No echaban
de ver que en torno suyo había una cosecha que recoger. Pero por
medio de la mujer a quien despreciaban, toda una ciudad fué atraída
para oir a Jesús. Así es como llevó ella en un momento la luz a sus
vecinos. Esta mujer representa lo que puede hacer la fe práctica en
Cristo.—
El Ministerio de Curación, 95
.
Los adventistas del séptimo día están realizando progresos, dupli-
cando su número, estableciendo misiones, y desplegando la bandera
de la verdad en los lugares tenebrosos de la tierra; sin embargo la
obra avanza mucho más lentamente de lo que Dios quisiera. ¿Por
qué? Los miembros de la iglesia no están despiertos individualmente
para empeñar los más fervientes esfuerzos de que son capaces, y
todos los ramos de la obra se hallan estorbados por la falta de piedad
fervorosa, y de trabajadores consagrados, humildes, y temerosos de
Dios. ¿Dónde están los soldados de la cruz de Cristo? Prepárense
para la batalla contra el error los que temen a Dios, los honrados, los
sinceros, los que miran firmemente la gloria de Dios. Hay demasia-
dos corazones desfallecientes y cobardes en esta hora de conflicto
espiritual. ¡Ojalá que de la debilidad se conviertan a la fortaleza,