Página 119 - Servicio Cristiano (1981)

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El despertar
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manifiesta bajo la provocación, en la fe y en la piedad, en la fidelidad
en las cosas menores, aquel que en la vida del hogar representa el
carácter de Cristo: tal persona, a la vista de Dios, puede ser más
preciosa que el misionero o el mártir mundialmente conocido.—
Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 370
.
No es la cantidad de trabajo que se realiza o los resultados
visibles, sino el espíritu con el cual la obra se efectúa lo que le da
valor ante Dios.—
Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 365
.
La aprobación del Maestro no se da por la grandeza de la obra
realizada, o porque se hayan logrado muchas cosas, sino por la
fidelidad en las cosas aun pequeñas. No son los grandes resultados
que obtenemos, sino los motivos que nos inducen a obrar, lo que pesa
ante Dios. El premia la bondad y la fidelidad más que la magnitud
del trabajo realizado.—
Testimonies for the Church 2:510, 511
.
No descuidéis las cosas pequeñas esperando una obra más im-
portante. Puede ser que seáis capaces de cumplir con éxito una obra
limitada mientras que fracasaríais completamente en una obra más
grande, cayendo además en el desaliento. Haced todo lo que os
venga a mano. Ya seáis ricos o pobres, grandes o pequeños, Dios
os llama a servirle activamente. Al hacer voluntariamente lo que os
venga a mano, vuestros talentos y aptitudes se desarrollarán para la
obra. Y es al descuidar las oportunidades diarias como os volvéis
inútiles. Por esta causa hay en el huerto del Señor tantos árboles que
no llevan fruto.—
Joyas de los Testimonios 3:348
.
El Señor desea que usemos cada don que poseemos; y si lo
hacemos, tendremos mayores dones para usar. El no nos otorga
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de una manera sobrenatural las cualidades de que carecemos; pe-
ro mientras usamos lo que tenemos, él obrará con nosotros para
aumentar y fortalecer toda facultad. En todo sacrificio ferviente y
sincero que hagamos en el servicio del Maestro, nuestras facultades
se acrecentarán.—
Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 322
.
El corazón de Cristo se regocija a la vista de aquellos que son
pobres en todo el sentido de la palabra; se regocija por la vista de
los maltratados que son mansos; por los que aparentemente no están
satisfechos y tienen hambre de justicia, por la incapacidad de muchos
en cuanto a empezar. El da, por así decirlo, la bienvenida al propio
estado de cosas que desalentaría a muchos predicadores.—
Obreros
Evangélicos, 38
.