Página 185 - Servicio Cristiano (1981)

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La recolección anual
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avance del reino de Dios en este mundo.—
The Southern Watchman,
15 de marzo de 1904
.
Amonestaciones a los obreros
A todos los que están por dedicarse a hacer obra misionera es-
pecial con el periódico preparado para su empleo en la campaña
de la Recolección Anual, quisiera decirles: Sed diligentes en vues-
tros esfuerzos: vivid bajo la dirección del Espíritu Santo. Aumentad
diariamente vuestra experiencia cristiana. Los que tienen aptitudes
especiales trabajen por los inconversos tanto en los lugares encum-
brados como humildes de la vida. Buscad diligentemente a las almas
que perecen. ¡Oh, pensad en el anhelante deseo que Cristo tiene
de rescatar para su redil a aquellos que se han descaminado! Velad
por las almas como quienes deben dar cuenta de ellas. En vuestra
obra misionera en la iglesia y el vecindario, permitid que vuestra luz
irradie rayos tan claros que nadie pueda levantarse en el juicio para
decir: “¿Por qué no me hablasteis de la verdad? ¿Por qué no cui-
dasteis de mi alma?” Además, seamos diligentes en la distribución
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de las publicaciones que han sido cuidadosamente preparadas para
su empleo entre los que no son de nuestra fe. Saquemos el mayor
partido de toda oportunidad que tenemos de llamar la atención de
los no creyentes. Pongamos los impresos en todas las manos que
los reciban. Consagrémonos a la proclamación del mensaje: “Apare-
jad el camino del Señor, haced derechas sus sendas.” (
Manuscrito,
5 de junio de 1914,
,“Consecrated Efforts to Reach Unbelievers”
[Esfuerzos Consagrados para Alcanzar a los no Creyentes].
Elementos esenciales para el éxito
Al seguir cualquier plan que pueda utilizarse para llevar a otros
el conocimiento de la verdad presente, y de las maravillosas pro-
videncias relacionadas con el avance de la causa, consagrémonos
en primer lugar nosotros mismos plenamente a Aquel cuyo nombre
deseamos exaltar. Oremos con fervor por aquellos que esperamos
visitar, llevándolos con fe viva, uno por uno, a la presencia de Dios.
El Señor conoce el pensamiento y los propósitos de los hombres, y
cuán fácilmente él puede enternecerlos! ¡Cómo puede su Espíritu,