Página 197 - Servicio Cristiano (1981)

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El movimiento de expansión de la iglesia
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precepto y ejemplo, presente los atractivos del Autor de la verdad y
la justicia?
En lugares donde no se conoce la verdad, hermanos que ten-
gan condiciones para el trabajo, podrían alquilar un salón, o algún
otro lugar adecuado de reunión, y congregar allí a todos los que
vengan. Instruyan entonces a la gente en la verdad. No necesitan
predicar sermones, sino tomar la Biblia, y permitir que Dios hable
directamente a través de su Palabra. Si hay sólo un pequeño número
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presente, pueden leer un “Así dice el Señor”, sin mucha ostentación
o excitación; leed y explicad sólo la verdad evangélica, y cantad y
orad con ellos.—
The Review and Herald, 29 de septiembre de 1891
.
Abrahán, un ejemplo digno
No fué una prueba ligera la que soportó Abrahán, ni tampoco era
pequeño el sacrificio que se requirió de él. Había fuertes vínculos
que lo ataban a su tierra, a sus parientes y a su hogar. Pero no vaciló
en obedecer el llamamiento. Nada preguntó en cuanto a la tierra
prometida. No averiguó si era feraz y de clima saludable, si los
campos ofrecían paisajes agradables, o si habría oportunidad para
acumular riquezas. Dios había hablado, y su siervo debía obedecer;
el lugar más feliz de la tierra para él era donde Dios quería que
estuviese.
Muchos continúan siendo probados como lo fué Abrahán. No
oyen la voz de Dios hablándoles directamente desde el cielo; pero,
en cambio, son llamados mediante las enseñanzas de su Palabra
y los acontecimientos de su providencia. Se les puede pedir que
abandonen una carrera que promete riquezas y honores, que dejen
afables y provechosas amistades y que se separen de sus parientes,
para entrar en lo que parezca ser sólo un sendero de abnegación,
trabajos y sacrificios. Dios tiene una obra para ellos; pero una vida
fácil y la influencia de las amistades y los parientes impediría el
desarrollo de los rasgos esenciales para su realización. Los llama
para que se aparten de las influencias y los auxilios humanos, y les
hace sentir la necesidad de su ayuda, y de depender sólo de Dios,
para que él mismo pueda revelarse a ellos.
¿Quién está listo a renunciar a los planes que ha abrigado y a
las relaciones familiares en cuanto le llame la Providencia? ¿Quién