Página 208 - Servicio Cristiano (1981)

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Servicio Cristiano
de la Biblia, sentiremos que es un deber de amor, bondad e interés
el que hemos de cumplir para Cristo en favor de sus hermanos; y
no podemos hacer nada menos que mostrar nuestra gratitud por su
incomparable amor manifestado hacia nosotros mientras éramos
pecadores indignos de su gracia, revelando un profundo interés y
un amor abnegado por aquellos que son nuestros hermanos, y que
son menos afortunados que nosotros.—
Testimonies for the Church
3:511
.
La aplicación de una parábola
Los dos grandes principios de la ley de Dios son el amor supremo
a Dios y el amor abnegado hacia nuestro prójimo. Los primeros
cuatro mandamientos y los últimos seis descansan sobre estos dos
principios y brotan de ellos. Cristo le explicó al doctor de la ley
quién era su prójimo mediante el relato de un hombre que viajaba
de Jerusalén a Jericó, y que cayó en manos de ladrones, quienes lo
despojaron, lo castigaron y lo dejaron medio muerto. El sacerdote
y el levita vieron a este hombre sufriendo, pero sus corazones no
respondieron a sus necesidades. Lo evitaron pasando de lado. El
samaritano pasó a su lado, y cuando vió la necesidad de ayuda que
tenía el forastero, no preguntó si era pariente, o si pertenecía a su
país o a su credo, sino que puso manos a la obra para ayudar al que
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sufría, porque había una obra que necesitaba ser hecha. Lo alivió
lo mejor que pudo, lo colocó sobre su propia bestia, y lo llevó a
una posada, haciendo provisión para sus necesidades a sus propias
expensas.
El samaritano, dijo Jesús, era el prójimo de aquel que había caído
entre ladrones. El levita y el sacerdote representan a una clase que
en la iglesia manifiesta indiferencia precisamente hacia las personas
que necesitan su simpatía y ayuda. Esta clase, a pesar de su posición
en la iglesia, quebranta los mandamientos. El samaritano representa
a una clase de personas que son verdaderos ayudadores de Cristo, y
que están imitando su ejemplo de hacer bien. A los que tienen com-
pasión por el infortunado, el ciego, el cojo, el afligido, las viudas, los
huérfanos y los necesitados, Jesús los presenta como observadores
de los mandamientos, que tendrán vida eterna. ... Cristo considera
todos los actos de misericordia, benevolencia y cuidadosa conside-