Página 21 - Servicio Cristiano (1981)

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El llamado de Dios al servicio
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diante los hombres han de comunicarse al mundo sus bendiciones, y
ha de brillar su gloria en las tinieblas del pecado. Por su ministerio
amante deben ellos encontrar al pecador y al necesitado para guiarlos
a la cruz. Y en toda su obra tributarán gloria honor y alabanza a
Aquel que está por encima de todo y sobre todos.—
Los Hechos de
los Apóstoles, 266
.
Fué el propósito del Salvador que después de ascender al cielo
para convertirse en intercesor del hombre, sus seguidores conti-
nuaran con la obra que él había comenzado. ¿No demostrarán los
instrumentos humanos ningún interés especial en dar la luz del men-
saje evangélico a aquellos que están asentados en tinieblas? Algunos
están dispuestos a ir hasta los confines de la tierra con el propósito
de llevar la luz de la verdad a los hombres, pero Dios exige que
toda alma que conozca la verdad trate de ganar a otros al amor de la
misma. Si no estamos dispuestos a hacer sacrificios especiales para
salvar a las almas que están a punto de perecer, ¿cómo podremos ser
considerados dignos de entrar en la ciudad de Dios?—
Testimonies
for the Church 9:103
.
En su sabiduría, el Señor pone a los que buscan la verdad en
relación con semejantes suyos que conocen la verdad. Es plan del
cielo que los que han recibido la luz, la impartan a los que están
todavía en tinieblas. La humanidad, sacando eficiencia de la gran
Fuente de la sabiduría, es convertida en instrumento, agente activo,
por medio del cual el Evangelio ejerce su poder transformador sobre
la mente y el corazón.—
Los Hechos de los Apóstoles, 109
.
Dios podría haber alcanzado su objeto de salvar a los pecadores,
sin nuestra ayuda; pero a fin de que podamos desarrollar un carácter
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como el de Cristo, debemos participar en su obra. A fin de entrar
en su gozo—el gozo de ver almas redimidas por su sacrificio—,
debemos participar de sus labores en favor de su redención.—
El
Deseado de Todas las Gentes, 117
.
Como representantes suyos entre los hombres, Cristo no elige a
los ángeles que nunca cayeron, sino a los seres humanos, hombres
de pasiones iguales a las de aquellos a quienes tratan de salvar.
Cristo mismo se revistió de la humanidad, para poder alcanzar a
la humanidad. La divinidad necesitaba de la humanidad; porque
se requería tanto lo divino como lo humano para traer la salvación
al mundo. La divinidad necesitaba de la humanidad, para que ésta