Página 244 - Servicio Cristiano (1981)

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Servicio Cristiano
exaltado carácter ante el mundo. No es necesario que adoptemos la
actitud de que pasamos por el mundo implorando su perdón porque
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nos aventuramos a creer esta preciosa y sagrada verdad; sino que
hemos de caminar humildemente con Dios y conducirnos corno
hijos que somos del Dios altísimo, y, aunque débiles instrumentos,
encargados de los asuntos más importantes e interesantes, más ele-
vados y exaltados, asuntos que están por encima de cualesquiera
otros temporales o mundanos.—
The Review and Herald, 26 de julio
de 1887
.
El que trabaja por las almas necesita consagración, integridad,
inteligencia, laboriosidad, energía y tacto. Poseyendo estas califi-
caciones ningún hombre puede ser inferior; sino que, al contrario,
ejercerá poderosa influencia para bien.—
Obreros Evangélicos, 116
.
Debieran dedicarse a la obra hombres dispuestos a recibir instruc-
ción respecto a las mejores formas de aproximarse a los individuos y
familias. Su atavío ha de ser aseado pero no ostentoso, y sus maneras
tales que no desagraden a la gente. Hay gran necesidad de verdadera
cortesía entre nuestro pueblo. Debieran cultivar esa virtud todos los
que se ocupen en la obra misionera.—
Testimonies for the Church
4:391, 392
.
Sinceridad
No debe haber afectación en la vida de quienes poseen un mensa-
je tan solemne y sagrado como el que se nos ha llamado a proclamar.
El mundo está observando a los adventistas del séptimo día porque
conoce algo de su profesión de fe y de sus altas normas; y cuando
ve que algunos no viven conforme a lo que profesan, los señala con
escarnio.—
Testimonies for the Church 9:23
.
Puede que haya hombres que tengan excelentes dones, mucha
capacidad, espléndidas cualidades; pero un defecto, un solo pecado
albergado, ocasionará al carácter lo que al barco una tabla carco-
mida: un completo desastre y una ruina absoluta.—
Joyas de los
Testimonios 1:480
.
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Pablo llevaba consigo la atmósfera del cielo. Todos los que se
asociaban con él sentían la influencia de su unión con Cristo. El he-
cho de que su propia vida ejemplificara la verdad que él proclamaba,
daba poder convincente a su predicación. En esto reside la fuerza de