Página 25 - Servicio Cristiano (1981)

Basic HTML Version

El llamado de Dios al servicio
21
Tampoco recae únicamente sobre el pastor ordenado la respon-
sabilidad de salir a realizar la comisión evangélica. Todo el que ha
recibido a Cristo está llamado a trabajar por la salvación de sus
prójimos.—
Los Hechos de los Apóstoles, 90
.
El verdadero carácter de la iglesia se mide, no por la alta pro-
fesión que haga, ni por los nombres asentados en sus libros, sino
por lo que está haciendo realmente en beneficio del Maestro, por el
número de sus obreros perseverantes y fieles. El interés personal y el
esfuerzo vigilante e individual realizarán más por la causa de Cris-
to que lo que puede lograrse por los sermones o los credos.—
The
Review and Herald, 6 de septiembre de 1881
.
Dondequiera se establezca una iglesia, todos los miembros deben
empeñarse activamente en la obra misionera. Deben visitar a toda
familia del vecinda rio, e imponerse de su condición espiritual.—
Testimonies for the Church 6:296
.
Los miembros de la iglesia no han sido todos llamados a trabajar
en los campos extranjeros, pero todos tienen una parte que realizar
en la gran obra de dar la luz al mundo. El Evangelio de Cristo es
agresivo y expansivo. En el día de Dios nadie será excusado por
haberse encerrado en sus propios intereses egoístas. Hay una obra
que hacer para toda mente y para toda mano. Hay una variedad de
trabajo adaptado a diferentes mentes y a distintas capacidades.—
Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh Day
Adventist, 290, 291
.
El nos ha confiado una verdad sagrada; Cristo, cuando habita
en los miembros individuales de la iglesia, es una fuente de agua
que salta para vida eterna. Sois culpables delante de Dios si no
hacéis todo el esfuerzo posible para dispensar el agua viva a los
demás.—
Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh
Day Adventist, 291
.
[18]
No estamos, como cristianos, realizando ni una vigésima parte
de lo que podríamos hacer en la ganancia de almas para Cristo. Hay
un mundo que amonestar, y todo sincero cristiano debe ser un guía
y un ejemplo para los demás en fidelidad, en la disposición a llevar
la cruz, en la acción rápida y vigorosa, en una invariable fidelidad a
la causa de la verdad, y en sacrificios y trabajos para promover la
causa de Dios.—
The Review and Herald, 23 de agosto de 1881
.